José Manuel
Pozo Herencia (Cabra, Córdoba, 1973).
Licenciado en Psicología y en Psicopedagogía, ejerce como Psicólogo – Orientador en varios
centros educativos en el sur de Córdoba.
Poeta desde la adolescencia, es autor de diversas
publicaciones en revistas literarias como El Ladrío, Saigón, Aldaba…
Fue ganador del concurso de ensayo organizado
con motivo de las Jornadas de Medio Ambiente en el Senado (SER Subbética, 1990),
Anónimo de la Semana ex aequo en “Poetas Sin Nombre” de Cosmopoética: Poetas del Mundo en Córdoba
(2013) y uno de los ganadores del Proyecto Poético-Visual Versos de Pizarra
(Barcelona, 2013).
Actualmente,
prepara el poemario La Esperanza de lo Efímero, en proceso de publicación, y
participa en diversos encuentros literarios por toda la geografía andaluza.
Es Consejero Ejecutivo de la Asociación Naufragio -
Saigón y miembro de la Asociación Cultural El Coloquio de los Perros.
POEMAS:
LLUEVE
Llueve… como antes de que muriese el poeta.
Llueve… porque antes murieron todos:
Hacedores de penas, irremisiblemente quietos;
como esperando enterrar a los que quedan.
En un cementerio onírico, lleno de altas hierbas,
soñando dormir; dormir soñando la espera,
quienes eludan su destino, disimular quieran,
caerán incautos en su pereza.
La vida es fugaz, fugaces tus ojos de primavera.
Por mucho que eterna otros te quieran,
eres un pedazo de eternidad, pero minúsculo.
Sólo eres pedazo de estrella.
Y otros te buscarán con guadañas.
Y otros, tus entrañas, perseguirán,
pues inerte es el polvo que te espera;
otrora jardín, hoy lleno de malezas.
Mañana vendrás a llamarme,
pero no estaré aquí, como quisieras.
Habré volado a otra parte,
donde ni el sueño ya queda.
Llueve… como antes de que muriese el poeta.
Llueve… porque antes murieron todos:
Hacedores de penas, irremisiblemente quietos;
como esperando enterrar a los que quedan.
En un cementerio onírico, lleno de altas hierbas,
soñando dormir; dormir soñando la espera,
quienes eludan su destino, disimular quieran,
caerán incautos en su pereza.
La vida es fugaz, fugaces tus ojos de primavera.
Por mucho que eterna otros te quieran,
eres un pedazo de eternidad, pero minúsculo.
Sólo eres pedazo de estrella.
Y otros te buscarán con guadañas.
Y otros, tus entrañas, perseguirán,
pues inerte es el polvo que te espera;
otrora jardín, hoy lleno de malezas.
Mañana vendrás a llamarme,
pero no estaré aquí, como quisieras.
Habré volado a otra parte,
donde ni el sueño ya queda.
PAISAJES
QUEBRADOS
En
recónditos lugares, las almas casi perfectas,
tejen
bellezas pronto olvidadas.
Afortunadas,
si un día se olvidan,
porque
alguien, al menos, pasó no ajeno.
No
es lugar ni tiempo para exquisitos;
las
prisas y lo grosso la hierba pisan.
Nadie
crea nada; todo es potencia
y
hasta lo más alto, vuela muy bajo.
Hoy
sólo ausente lo otrora perfecto.
Y
lo peor, no estamos para lo bello,
sólo
para lo claro, para lo rápido.
No
lo escondido; no lo más cálido.
Y
si, además, todo ello es caro,
Se
verá siempre en escaparates
sin
ser conscientes de lo expulsado.
Ya
no es delito quebrar paisajes.
SABER DE VOS
Soy de esa clase de hombres
que nunca miran al cielo
ni creen en la eternidad del paisaje.
Y aunque odian las hojas blancas,
se abstienen de escribir de clases.
Amo las páginas amarillentas
de librerías de segunda mano
que distinguen a los pobres hombres
de los hombres pobres que no callan.
Nunca aspiré a ser alguien
(Alguien aspiró por mí).
Por eso, aunque no te nombre,
(Perdona si estuve aquí)
siempre huiré de tu dolor.
Y aunque sólo seamos dos
nunca ajeno a lo que sientes.
Si me mientes, hazlo sobre tu amor
porque no quiero saber de vos.
No fue de hambre y de sed
de lo que llegué hasta hoy.
Perdóname si me voy
mas alternativa no encuentro,
porque entre azules de tu viento
jamás encontraré postura.
Estamos de paso, ya sabes
que, aunque no quiera, te miento
cuando hablo de blanca esperanza
porque sólo soy un hombre
de esos… que nunca miran al cielo.
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