Nacido en la Isla de León, a orillas de lo que hoy conocemos como “Parque Natural de la Bahía de Cádiz”. Si, a orillas de este ensoñador entorno, junto a sus serpenteantes marismas, su mar, sus cielos, sus costas, sus luces, sus atardeceres,… ha transcurrido mi experiencia vital. En las imágenes que dicho entorno ofrece -en ese rico cóctel- junto a los estados de ánimo, sensaciones, emociones,… personales ha ido surgiendo la creación de las letras que forjan mi producción literaria, nada pretenciosa, salvo dejar constancia en cada momento de como todo ello ha podido trascender, como se forjaron en mi interior, y que atesoro.
Mi creación poética ha estado adormecida largo tiempo despertando hace escaso años. Dicho despertar está estrechamente vinculado a mi pasada experiencia docente, al entusiasmo y disfrute alcanzado junto a los alumnos, por su interés por el trabajo literario, por la lectura,… nos permitieron disfrutar y sumergirnos en nuestra literatura y que más allá de cubrir la función formadora dieron cauce una estrecha amistad que aún nos une a muchos de ellos y que les agradezco.
A mi hermana Nina, enero 2016
Anochece
Al caer la noche
he visto tu silueta
sobre el valle,
ingrávida, difusa,
apenas perceptible
te mostraste.
Eras tú, ¡seguro!
diluida en brumas
en ellas envuelta
cuál capa que cubre,
allá, en lo más hondo
y profundo del valle.
Presuroso salí
a tu encuentro
mas imposible atraparte,
disipada solo logré
alcanzar tus reflejos
en las copas de árboles.
No desisto, reitero,
a tu búsqueda parto
entre el manto verde negro
de la noche en el valle,
no muy lejos tú
de nuevo te mostraste.
Sobrecogido desperté,
imposible, muy distante,
¿qué fue? ¿qué pasó?
sólo fue mi mente
quien hasta aquí te trajo
o la brisa del Levante.
Absorto
Absorto, mudo, sorprendido
me muestro, me pellizco
por si tal vez fuera un sueño,
tanta quietud, paz, sosiego,
cuando en la mar de tu bahía
ingrávida calma aprecio.
Me detengo ante ti, tomo asiento,
reitero observar tu tranquilidad,
me inquieto, foto fija descartar
¿qué fue? ¿qué detuvo el tiempo?
tu pausado y ondulado batallar
la vida y cuanto acoges en tu seno.
Te comento, miras, confirmas
todo cuanto siento, refiero,
mas el espejo de sol de tu mar
acá y en sus adentros
pinta fijos y prolongados reflejos
testigos mudos enhiestos.
Nada incita despertar, evasión,
durmiente letargo, varado quedo,
pues por ausente incluso el viento,
ni aves, ni nubes osaran
alterar aquel inquieto y fijo matinal
que retengo y olvidar no puedo.
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