Licenciado en Filología Hispánica. Presidente del Ateneo “José Román” de Algeciras y de la Sección VI del Instituto de Estudios Campogibraltareños. Presidente de la Agrupación Poética “José Luis Cano”. Socio del Ateneo Republicano “Blasco Ibáñez” de Valencia y de la Asociación de Poetas pro Derechos Humanos. Premio "Aljabibe" de Poesía en 2012. Escudo de Oro de la Unión Nacional de Escritores.
Poeta, narrador, articulista y novelista.
Entre sus obras destacan: ENGENDROS DE LA IRA (poesía), LA ÚLTIMA COLUMNA ANTES DEL PRECIPICIO (artículos periodísticos), EL CASERÓN DE LA MALMUERTA (relatos), LA MUJER ESQUELETO (leyenda ilustrada). Está a punto de publicar su primera novela: ABDUL, EL MORO ASTURIANO junto a Ahmed Ksiri.
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MAR QUE AMANECE
Tu cuerpo marítimo,
salada claridad de tu horizonte,
mi mar prometido y anhelante,
el agua que llevarse
a los labios sedientos,
a las manos agrietadas
y surcar tu carne líquida
como náufrago de la belleza,
como explorador de mareas
y coleccionista privado de caracolas.
Dormir mis ojos de tierra
en la espuma de tus pechos
donde habitan los dioses
de la tormenta
y modelar castillos de arena
en las corrientes violentas
de tu pezón como faro ridículo
entre la galerna
que todo lo devora
en su impaciencia.
Arribar a tu bahía tranquila
con mi insegura patera
de carne lacerada
y quedarse a dormir
en tus profundidades,
en la desembocadura
anhelada de tus ríos
caudales donde amanece
el mar de los sentidos.
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Hay dos cosas infinitas:
el Universo y la estupidez humana
y del Universo no estoy seguro.
Albert Einstein
Mi estultifobia es ya
tan acusada, tan severa,
que me gustaría sobremanera
que el camarero hindú
que me sirve el pollo tandurí
tuviera una tesis doctoral
sobre Omar Khaillan
y que conociera la obra completa
de Rabindranath Tagore y supiera
sabrosas anécdotas sobre los
libros que tradujera del indi
Zenobia Camprubí y nos recitara
versos vinosos a la hora
de los postres,
que el cocinero chino
que me prepara el pollo al limón
fuera un experto en la filosofía
de la perfecta vacuidad,
que el turista japonés
que se sienta en el asiento
de al lado del autobús
supiera componer haikus
sin necesidad de escribirlos
en el papel y el insufrible
trayecto de Algeciras a Sabinillas
se convirtiera en un torneo apoteósico
donde ambos nos desafiáramos
con sublimes haikais sobre lotos
y peonías, el habuki y las geishas.
Pero la realidad siempre, amado Luis,
se impone al deseo y no paro de toparme
a diario con aventajados adoradores
de Belén Esteban y de su mostrenco bestiario
de palmeros que les ríen las gracias.
¡Qué fatalidad!
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