Soy Poeta desde que con 14 años un día en un pueblo minero
de la Sierra
de Sevilla, recibí una carta anunciándome que había sido premiado con "la
flor de plata de Cazalla de la
Sierra " al poeta más joven. No pude recoger el premio ya
que mi padre participaba activamente en un encierro en la mina en defensa de su
puesto de trabajo.
A partir de ahí he seguido escribiendo poemas que una vez
terminados reposan en un pequeño baúl esperando el día que el sentido critico
que todos tenemos les dejen ver la luz, y ha sido en Cádiz en esta ciudad de
plata rodeada de historia y mar, donde se han multiplicado como un banco de
peces plateados, treinta años después uno de ellos vuelve a participar en un
concurso poético obteniendo un premio Antonio Machado en la bella Ciudad de
Alora (Málaga).
Colaboro en distintas Tertulias y Revista como Azahar,
Puertas Abiertas a la
Imaginación , Ateneo Gaditano etc..
Poemas como "Desde la otra orilla", "El
Guardián de los sueños rotos", "La otra María", "Mi amiga
Rosa", "En la memoria", hacen que me sienta comprometido con la
vida que me rodea. Un abrazo
POEMAS
"Adolescencia tardía"
Despierta libre sueño,
dame calor en esta noche fría,
humedece mi alcoba,
rompe mi armonía,
desata mis instintos,
¡caliéntame! hasta que llegue el día
para que así no te recuerde,
"Adolescencia tardía",
que marcó para siempre la distancia
entre tu vida y la mía.
“Recuerdos
de vinilo”
Llegó la tarde y se apoderó de la
casa
una brisa suave permitía respirar
con la puerta entreabierta,
dando paso al jardín, los dos
frondosos limoneros
se mecían levemente al compás del
vinilo de Garfunkel.
“Los recuerdos terminaron,
obligándome a soñar”…,
Luis presuroso, me llamó por la
ventana golpeando con sus manos la parte baja,
allá donde la madera inclinada
sirve de resbaladera a la lluvia
una vez que cae golpeando con
fuerza los cristales.
Cerré el libro y corrí hacia la
puerta, mientras sonaba de lejos
la voz suave que intentaba
retenerme a sabiendas de que sería imposible
con un, -no vengas tarde-
terminaba la frase, y -un claro que no, mamá-
quedaba zanjada la polémica.
Eran tardes sin prisas por
volver, la calle larga enfilada de casas,
pasaban con ávida rapidez por el
rabillo de nuestros ojos,
en una carrera veloz por llegar
antes que nadie al rellano del barranco.
Las huertas protegidas por
chumberas escalonaban el valle ocultando la vereda,
tu risa ataviada con falda a
cuadros y calcetines hasta la rodilla,
presagiaban tu llegada.
-Baja acompáñala- murmuraba tras
mis orejas Luisito,
y con un leve golpe en la
espalda, intentaba poner en marcha mi zapatos
de cordones aún sin abrochar.
Casi sin darme cuenta, volando
pendiente abajo cual gorrión expulsado de su nido,
aterricé frente a Ti, espejo
suave de mi adolescencia.
-Que haces chiquillo-, me dijiste
elegantemente sorprendida para aliviar mi alborozo,
deslizando tu rosada mejilla
hasta juntarse con mis labios.
Como un ofrecimiento tu mano
cogió la mía, para perdernos una tarde más,
en la vereda espinosa de la
vida..,
El silencio confuso de las agujas
del tocadiscos, rosando el último borde del vinilo
me devolvió del ayer..,
Miré hacia la puerta donde la
gata de ojos verdes posaba ante mí,
regalándome su instante más
hermoso amamantando sus tres cachorros hambrientos,
y comprendí que la vida cincuenta
años después..,
Puede empezar de nuevo.
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