“Me pedís que explique brevemente por qué escribo poesía y yo no sé explicarlo. Supongo que es la necesidad de contar lo que siento, cómo me afecta la vida, cómo me emocionan otras vidas o incluso describir esos lugares adonde me lleva el pensamiento, lo que hace que me pare, que me baje del mundo y le de forma. Incluso me atrevería a decir que no siento que escriba poesía, sino que vivo la vida en verso. No es una actividad para mi, sino una forma de ser y de estar”.
Nace el 17 de junio de 1971 en Sevilla, ciudad donde reside actualmente. Pasa su niñez y juventud en Alcalá de Guadaíra, el pueblo de los panaderos, como es conocido en la provincia. Un río, un castillo, un parque lleno de molinos y una “madrugá” del Jueves Santo amaneciendo entre los pinos, marcan un paisaje en su infancia difícil de no tener en cuenta el resto de su vida. Allí y de allí nacen sus primeras letras, que esconde entre sus cajones como si ser sensible estuviera reñido con el mundo.
Tras pasar muchos años dedicada a la familia, decide empezar
una nueva vida y hacer de su amor por las letras el vínculo directo con un
sueño por cumplir: escribir.
Sus comienzos son pequeñas publicaciones en redes sociales,
donde pronto empieza a tener contacto con poetas y escritores, algunos de
reconocido prestigio. Le surge la oportunidad de hacer un prólogo para un poeta
latino de Nueva York, le eligen poemas para publicarlos en distintas antologías
poéticas y aparece en su vida un músico y productor sevillano, Manuel Marvizón,
quien después de conocer algunas de sus letras, le pide componer canciones con
él.
Es en este momento cuando Carmen empieza a sentir la
necesidad de darse un poco más
y decide publicar Alfileres, su primer poemario donde
derrama muchos momentos en que la vida se le ha clavado y permite que esa
sensibilidad que tanto tiempo tuvo cosida a su pudor, hoy no sea más que uno de
los principales motivos de su felicidad.
POEMAS
TE JURO
Te juro que no sabía que te irías, que, de haberlo sabido, me habría ido contigo.
Te juro que no quise hacerte costumbre, que fuiste tú quien
entraba y salía en cada día que me regalabas.
Te juro que no dejé de pintarme los labios con cada beso que te
extrañé, que te esperé en cada puesta, por si querías pasar la noche conmigo;
por si amanecer quedaba entre tú y yo…
Te juro que fui más de ti que del aire que me faltaba mientras te
ibas, más de ti que de las ganas que nos sobraron. Fui más de ti de lo que
nunca sabrás.
Porque de haberlo sabido, seguramente, no te hubieras ido…
SIN
RESGUARDO
¿Pero tú me quieres?
¿Tú quieres quererme?
Porque tengo yo en mi historia
dos páginas en blanco
y si tú quieres, escribimos algo;
si tú quieres quererme,
te las guardo.
Pero tienes que quererme tanto
que la tinta con que escriba tu nombre
se derrame por estar temblando.
Tienes que quererme tanto
que yo cierre mi historia
cuando esté en tus brazos.
Por eso tienes que quererme
para siempre y mientras tanto,
como a nadie y sin resguardo…
Preciosos ambos poemas. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarGracias Juan. Muy amable tu comentario.
ResponderEliminarSaludos.