JUAN RAFAEL MENA

                                       En la foto, el autor está en la librería Bozano de San Fernando, 

                                  con medalla de la Academia San Romualdo.

BREVÍSIMA POÉTICA

Como dice en su libro mencionado Palabra, comunicación y arte, la poesía es para el autor de estas líneas pensamiento y expresión, según la estilística clásica. Un pensamiento con calor íntimo y/o universal y palabra que no repita registros verbales del pasado, sino que busque la función poética, considerando, además, que en poesía el ritmo es decisivo y sin él la palabra está desprotegida.

  

Juan Rafael Mena es jubilado de la Enseñanza Media. Natural de San Fernando-Cádiz-. Ha editado varios libros de poesía y relatos como Historias de gente de a pie, La memoria desandada, y últimamente novelas como Vete a Madrid y El amor tras los visillos. También cuenta en su haber libros de pensamientos (Testigo de la vida, el amor y la muerte y Friso de frases o fragmentos de una filosofía lírica).

A su vez, se puede consultar en internet su libro “Palabra, comunicación y arte”. Conjunto de artículos sobre el estilo literario. En ellos se valora la palabra tanto en su necesidad de comunicación como en su opción artística.

 

POEMAS

 

EL POETA RAFAEL ALBERTI CONTEMPLA LA BAHIA DESDE EL COLEGIO DE LOS JESUITAS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA

 

Perros de espuma grandes y lanudos

se persiguen por filos de la playa.

La tarde es Amaranta y se desmaya

en brazos de unos nimbos melenudos.

 

Frente al Colegio, entre pinares rudos

—La arboleda perdida—, el viento estalla.

Entre ramajes, con pasión restalla

látigos de chasquidos puntiagudos.

Se van los compañeros. Quedo a solas

mirando los mastines de las olas

que en plintos de las rocas van saltando.

 

¿Volveré aquí cuando a mis años viejos

para ver la bahía cerca y lejos:

Cádiz, Puerto Real y San Fernando?

 

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Las cursivas son motivos de la poesía

de Rafael Alberti

 

 

DRAMA DE GAY OCULTO Y SOLITARIO

 

Él su cuerpo de hombre se amujera

al espejo mirándose desnudo.

Pasan los días y se ve a menudo

como si una mujer, al fin, ya fuera.

 

Piensa si un novio a ocultas él tuviera

que lo abrazara caluroso y rudo…

Vive en un bloque y va discreto y mudo

tal como si con nadie conviviera.

Él lamenta que sea así su sino.

No comete ni un leve desatino,

pero teme un murmullo vecinal.

 

Y no le queda otra alternativa

que en el teclado del pecé le escriba,

si lo encuentra, a algún novio digital.