MAR MARCHANTE ORTEGA
Algeciras, 4 de Octubre de 1976. Licenciada
en Filología Hispánica. Compatibilizo mi tarea docente como profesora de Lengua
castellana y Literatura para la Junta de Andalucía con mis clases como
profesora de Comunicación oral y escrita en castellano para la UNED.
Miembro del Ateneo Literario José Román de
Algeciras, del Instituto de Estudios Campogibraltareños de la Mancomunidad de
Municipios del Campo de Gibraltar, miembro del Centro Andaluz de las Letras.
Primer premio de Poesía Lola Peche del Casino
de Algeciras, 2.008 con “Pasos Atrás”.
Primer premio de Poesía Instituto de la Mujer
del Ayuntamiento de San Roque 2.011, con “Valerosa Amazona”.
Accésit de Poesía Instituto de la Mujer del
Ayuntamiento de San Roque, 2.012“A la maternidad, bienvenida al pequeño Rey
David”.
Mes de Diciembre para el calendario Arce del
Ministerio de Educación 2012.
Libros
Esencia del Sur: Lola Peche. Diputación de
Cádiz en 2014.
Metáforas de mar, 2013, Editorial El Boletín
de Cádiz.
El círculo de la vida. En proceso de
publicación.
Versos de ceniza En proceso de edición.
APRENDERÉ A QUERERTE
Cuando tus labios agrietados y secos,
sean tierra quebrada
sin agua
en el oasis del desierto.
Cuando caigan sobre mí todas las piedras
de las tribus de Israel
para lapidar mi amor
estéril y prohibido
de hembra infiel.
Cuando tus ojos de ciego
sólo vean murallas,
mientras los míos
siempre encuentren pasadizos.
Cuando esto que soy,
triste existencia,
sea sólo aprender a olvidar…
Entonces
y aún así,
aprenderé a quererte.
Todos tenemos algún miedo.
Mis dos miedos caben en esta fotografía...
Sus manos: una pequeña por su infancia
y la otra debilitada por la enfermedad y los
años.
Y la única mano que les puede sustentar es la
mía
¿qué pasará si no alcanzo yo sola con mi única
fuerza
para sostener a alguno de ellos?...
Ese es mi miedo.
Yo solo tengo 2 manos para 3 cuerpos y con mis
manos
no será suficiente para sostenerlos.
Sólo el temor a que caigan es el que a veces
me levanta:
me obligo a empujones de conciencia a salir
de mi nostalgia,
de mi dolor,
de mi fracaso,
de mi desesperanza.
Y entonces me visto de sonrisa
y agarro sus manos
y me subo de nuevo a la vida para mirarla de
frente
con el sudor recorriendo mis emociones
y vuelvo a llevarles al parque.
Mi hijo juega feliz en los toboganes
mi madre respira tranquila oxígeno puro
y yo, sigo temblando a la sombra de la duda
y del miedo verde y alto de mis árboles.
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