miércoles, 11 de octubre de 2023

MARÍA DEL CARMEN NAVARRETE BARRENA


Aprendió a crecer uniendo las palabras, cada una de ellas representaba algo nuevo en su vida. Con tan sólo cinco años ya sabía leer y escribir. La pizarra era para ella su juego favorito, lo mismo que escribir sobre la tierra, donde tenía más espacio para alargar las frases, siendo la naturaleza el mayor de los tesoros. Del universo aprendió a contar las estrellas y a comunicarse al mismo tiempo, con la luna. Todo aquello le fascinaba y, a pesar de los años transcurridos, lo sigue viendo igual. 

Se considera en todo momento defensora de la naturaleza y los derechos humanos y piensa que la paz en el mundo debería ser siempre lo primero, basándonos siempre en el respeto único de amarnos simplemente los unos de los otros y de considerarnos seres vivos, a los que sigue defendiendo sin tener en cuenta la raza ni el color.

Después de cuatro libros publicados y de algunos premios de poesía, sigue teniendo la ilusión de una niña a la que le acaban de regalar su última muñeca. 



BUSCABA EN EL LIMPIO ESPEJO 



Buscaba en el limpio espejo 

el bello rostro de espuma,

que andaba alegre jugando 

alrededor de la luna.


Dejó caer sus colores

alimentando su cuerpo.


Y el sol silenció su boca,

dando luz al Universo. 


Y allí, bajo su hermosura,

la fresca lengua de plata

le daba brillo a sus ojos, 

con las caricias del alba.



SENTÍ LA NECESIDAD DE VIAJAR 



Sentí la necesidad de viajar hacia otro mundo.


Fui desdoblando el cuerpo 

para alcanzar sus huellas 

sin heridas ni roces en la piel.


Un halo virginal vino hacia mí 

ocultándose vivo entre la sombra

donde palpé la vida y todos sus colores.


De nuevo, me perdí bajo las luces,

entre la soledad infinita de sus ojos,

y me enredé en el centro una vez más 

buscando la razón de mi existencia.


Sentí la libertad, la fuerza del viento y de la lluvia 

en el silencio único del tiempo,

el que a la vez, respira, como yo respiro.

Como ese ser que soy, y sigue caminando hacia la luz


por sentirme mujer sobre la tierra 

y creer en el amor compartiendo la lucha.


Necesito ser yo, y necesito soñar, 

solamente soñar…

Y apurar los minutos que me deja la tarde.





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