Juan Antonio Rodríguez Astorga
(Cádiz 1961), ha ejercido diversos oficios. Apasionado del mar, sirvió en la Armada durante 32 años, graduado en derecho y máster de Acceso a la Abogacía, siendo en la actualidad abogado de la Asesoría Jurídica Gadir Legal, fundada junto a su compañero Diego Moisés Infante Ojeda.
Es miembro de número del Ateneo de Cádiz, presidente del Grupo Literario El Ventanal, miembro de la Tertulia Literaria Puerta Abierta a la Imaginación de Par en Par, colaborador en varias revistas literarias como Desde mi azotea, Pléyade, Azahar, etc.
Ha sido finalista en el Concurso Internacional Constantí de relato corto (2020) por su obra La dama que costó un reino y ganador de dicho certamen, en su edición de 2021, con su obra Fábula de una migración.
Su poesía ha sido reunida en tres libros: Del amor y otras desdichas (2019), Abordaje a la larga (2021) y La cosecha inesperada (2023). Guarda aún inéditas obras, tanto de narrativa como poéticas, cuya producción sigue creciendo imparable.
Blog: https://lopejara.blogspot.com
youtube.com/@jarastorga (Lopejara del Sur)
DIME
Dime si en tus manos tibias
se duermen palomas blancas,
o si sobre tu frente, ahora plata,
siguen jugando los niños de arena,
si todavía en tu horizonte
siguen arribando soles y estrellas.
Dime si es amargo el deleite
de buscar mis huellas entre los labios
de un ignoto último beso,
labios que son barrera ardiente
y alimento de este cansancio amargo,
en el que me escudo por no buscarte,
en el que me pierdo por no encontrarte,
hasta que descubro que es imposible.
Dime si cuesta tanto abandonarse,
dejar las palmas abiertas de tus manos
para que por ellas vaguen mis dedos
como pétalos de una vieja flor,
o abrir el abismo de tus oídos
para dejar caer por sus laderas
la soledad fingida de un susurro:
torso de la última frase de amor.
Dime si nada de esto es cierto,
y, entonces, dime por qué por mi alcoba
sigue impregnado tu aroma
o la toalla está húmeda de tu pelo
o la taza guarda el calor del último café,
o por qué entre mis brazos
sigue quedando el vacío de tu cuerpo...
VOLABA UN PENSAMIENTO
Volaba un pensamiento,
vestido de gaviota,
vislumbrando la plata
del pez que huye y salta
sobre la patena del mar en calma.
Volaba un pensamiento,
vestido de paloma,
oteando azoteas,
cotilla de ventanas,
de casa oscura de fachadas blancas.
Volaba un pensamiento,
con su vestido de águila,
esquivando en su vuelo,
copas desaliñadas
de árboles soportes de las montañas.
Volaba un pensamiento,
de oscura golondrina,
buscando un nido nuevo
por todas las esquinas
de balcones sin flores y desidias.
Volaba un pensamiento,
vestido de gorrión,
alborotando plazas,
y terrazas, y bares,
robando migas de picos y panes.
Volaba un pensamiento
desnudo iba de pájaros,
deshojando los pétalos,
rojos de soledades,
invisibles y caros, sus pesares.
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