viernes, 29 de agosto de 2014

FRANCISCO LAÍNEZ





Biografía 

Paco Laínez, nace en Cádiz/Cádiz, pues viene al mundo en una casa de vecinos de San Dimas, en pleno barrio del Mentidero, en el año 1950.
 Viene a nacer a escasos metros de las principales enseñas de la ciudad, que pasan a ser lugares de juegos en su infancia: el Parque Genovés, La Alameda y la playa de La Caleta.
Vagamundos desde muy joven, empieza a deambular por este país nuestro, con apenas cumplidos los quince años.
Luego desarrolla múltiples y variados trabajos hasta que asienta definitivamente su vida en el Bierzo en el año 1974, al casarse con una ponferradina.
Fue durante muchos años (ya está jubilado) funcionario municipal, bombero para más señas.
Apasionado del senderismo, conoce mil y una ruta, de los alrededores del Bierzo, que es un hermoso lugar para perderse.
Amante de la música étnica, el folk y los cantautores.
Lector empedernido, un día sin darse apenas cuenta, mientras camina por el monte empieza a enlazar palabras, conformando unos versos que fluyen a su mente, como se suele decir, sin/queriendo, va caminando y construyendo poemas que al principio trataba de memorizar hasta llegar a su casa para trasladarlo al papel. Luego, (inteligente él) pensó que era más sencillo llevar en la mochila bolígrafo y papel.
Lo que comenzó como un juego, un desvarío, le lleva a publicar :
Poemas del Mentidero (2006), Los colores de la mar, (2009), La mar de tu mirada (2011) Los caminos del agua (2012) y El silencio del Valle (2014).
Por los títulos de los mismos, ya se puede intuir por donde va su obra: Cádiz, los recuerdos de sus calles blancas de cal, el mar de su niñez y su adolescencia, y la belleza de una naturaleza desbordante que le rodea y descubre el placer de caminar por ella casi siempre en soledad, ya en plena madurez, sin dejar de fluir en su obra, el amor y los sueños.












  Baños


Hay quien gusta de bañarse
de noche solo en los mares,
mas yo prefiero bañarme
en otras profundidades,
entre un océano de árboles
por los caminos del bosque,
y darme cada amanecer
un baño de soledades.











Cenizas al viento


En un día luminoso
con un Sol de justicia
subimos al lugar elegido,
henchido los corazones
por el dolor y la pena.
Dejándote ir despacio
cumplimos tus deseos,
liberando tus cadenas.
Las cenizas de tu cuerpo
se las ha llevado el viento
como al náufrago la marea.
Estando tan cercanos
yo esperaré impaciente,
a que vuelvas y hablemos
sin nostalgia, sin prisas
de la vida y la muerte.











La paz más deseada 


Es reconfortante ver
como siempre tienes
las puertas abiertas
a todos cuantos pasan,
para que se deleiten
por tus verdes senderos
con el calor del verano,
o con los gélidos fríos
de las nieves de Enero.
Caminar degustando
la sinfonía del viento,
oír la música relajante
de tus cristalinos veneros.

El esfuerzo realizado
te regala el regocijo de
la soledad explorada
por caminos de silencio,
para encontrar en ti
esa paz interior que es:
la paz más deseada.





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