Biografía
Paco Laínez, nace en Cádiz/Cádiz, pues viene
al mundo en una casa de vecinos de San Dimas, en pleno barrio del Mentidero, en
el año 1950.
Viene
a nacer a escasos metros de las principales enseñas de la ciudad, que pasan a
ser lugares de juegos en su infancia: el Parque Genovés, La Alameda y la playa de La Caleta.
Vagamundos desde muy joven, empieza a
deambular por este país nuestro, con apenas cumplidos los quince años.
Luego desarrolla múltiples y variados
trabajos hasta que asienta definitivamente su vida en el Bierzo en el año 1974,
al casarse con una ponferradina.
Fue durante muchos años (ya está jubilado)
funcionario municipal, bombero para más señas.
Apasionado del senderismo, conoce mil y una
ruta, de los alrededores del Bierzo, que es un hermoso lugar para perderse.
Amante de la música étnica, el folk y los
cantautores.
Lector empedernido, un día sin darse apenas
cuenta, mientras camina por el monte empieza a enlazar palabras, conformando
unos versos que fluyen a su mente, como se suele decir, sin/queriendo, va
caminando y construyendo poemas que al principio trataba de memorizar hasta
llegar a su casa para trasladarlo al papel. Luego, (inteligente él) pensó que
era más sencillo llevar en la mochila bolígrafo y papel.
Lo que comenzó como un juego, un desvarío, le
lleva a publicar :
Poemas del Mentidero (2006), Los colores de
la mar, (2009), La mar de tu mirada (2011) Los caminos del agua (2012) y El
silencio del Valle (2014).
Por los títulos de los mismos, ya se puede
intuir por donde va su obra: Cádiz, los recuerdos de sus calles blancas de cal,
el mar de su niñez y su adolescencia, y la belleza de una naturaleza
desbordante que le rodea y descubre el placer de caminar por ella casi siempre
en soledad, ya en plena madurez, sin dejar de fluir en su obra, el amor y los
sueños.
Baños
Hay quien gusta de
bañarse
de noche solo en los
mares,
mas yo prefiero
bañarme
en otras
profundidades,
entre un océano de
árboles
por los caminos del
bosque,
y darme cada amanecer
un baño de soledades.
Cenizas al viento
En un día luminoso
con un Sol de
justicia
subimos al lugar
elegido,
henchido los
corazones
por el dolor y la
pena.
Dejándote ir despacio
cumplimos tus deseos,
liberando tus
cadenas.
Las cenizas de tu
cuerpo
se las ha llevado el
viento
como al náufrago la
marea.
Estando tan cercanos
yo esperaré
impaciente,
a que vuelvas y
hablemos
sin nostalgia, sin
prisas
de la vida y la
muerte.
La paz más
deseada
Es reconfortante ver
como siempre tienes
las puertas abiertas
a todos cuantos
pasan,
para que se deleiten
por tus verdes
senderos
con el calor del
verano,
o con los gélidos
fríos
de las nieves de Enero.
Caminar degustando
la sinfonía del
viento,
oír la música
relajante
de tus cristalinos
veneros.
El esfuerzo realizado
te regala el regocijo
de
la soledad explorada
por caminos de
silencio,
para encontrar en ti
esa paz interior que
es:
la paz más deseada.
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