LOLA FONTECHA
BIO
De vivir viviendo
Mira si es difícil, que camina por la vida sin saber a dónde va.
Mira si es retorcida, que la existencia observa desde arriba, con
el vértigo que le dan las alturas y se enorgullece de las cosquillas que
percibe en su interior al mirar.
Mira si es enredada, que no pretende estar tranquila y se me
queda dormida entre las olas del mar.
Mira si le gusta complicar la vida, que viaja sin muda que la
vista y sin vehículo que la traslade a ningún lugar.
Mira si es terca, que utiliza sus piernas para brincar cual
caballo desbocado, sin importarle quien pueda mirar.
Mira si
es orgullosa, que no oculta su alegría porque ella le abrazó muy fuerte
entre
gotitas de lluvia, una tarde gris y oscura que se dispuso a caminar.
Y mírala bien, no la pierdas de vista, porque para más inri no
cierra los ojos al dormir…, para ella, la vida es un sueño que aún está por
disfrutar.
POEMAS
A tu amor prendida
Entre letras,
acompasados bailes,
Cádiz anochecido.
A tu amor prendida,
de tus ojos enamorada.
Luna que alumbra,
río que enjuga lágrimas,
a tu lado: vida, alba,
deseo,
amor.
No preguntes
sigo dormida.
No quiero despertar,
hace daño la despedida.
Requiebros al mar
y faro que guía...
En tus brazos,
a tu despertar,
refugio,
entrega,
deseos que no terminan.
Empiezan,
continúan,
gestan el amor,
celan tu olor.
No,
no me despiertes,
hace daño la despedida.
acompasados bailes,
Cádiz anochecido.
A tu amor prendida,
de tus ojos enamorada.
Luna que alumbra,
río que enjuga lágrimas,
a tu lado: vida, alba,
deseo,
amor.
No preguntes
sigo dormida.
No quiero despertar,
hace daño la despedida.
Requiebros al mar
y faro que guía...
En tus brazos,
a tu despertar,
refugio,
entrega,
deseos que no terminan.
Empiezan,
continúan,
gestan el amor,
celan tu olor.
No,
no me despiertes,
hace daño la despedida.
El camino es largo
sin caricias.
Ilógica realidad,
a utopía rendida
sol que se niega a salir,
si tus ojos ya no miran.
si tus ojos ya no miran.
Lola Fontecha
La franja de la memoria
Olvidas memoria y la tiras en
cara,
cual sello a boca.
Despistada…,
distraída,
sientas precedente de historia
y te crees ejemplo bendecido
de humanidad bien parida.
Chasquido del alma
por querer seguir camino
olvidando exterminio en sangre
inyectada.
A contrario de ti
que muerdes vida sin descanso,
mis balas son
las palabras pronunciadas.
Entre tus manos aniquilación,
en las mías, armas impregnadas
del amor desprendido desde la
mirada.
Sin requiebros,
ni vaivén desordenado;
en claridad de día
y oscuridad atardecida
en cualquier lugar del mundo
en paz pronunciada
y en verbo de amistad
entrelazado.
Hoy te mirarás al espejo
y sorprendido te contemplaras
reflejado en la nada,
porque en eso te has convertido
en el silencio del vacío.
Derramando vida en suelo herido,
arrancando de raíz
el lupino azul que adornaba
camino.
Pasa de largo,
no mires a los ojos
porque haces daño,
el tiempo en cópula nociva
engendró ceguera
que tragó la luz de antaño.
Venga,
sigue en tu vereda
ya tú,
en nombre de “tu dios”
elegiste destino
al cambiarte de acera,
empujando almas al acantilado del
olvido…,
con la única razón,
de querer ocupar tu sitio.
Lola
Fontecha
Mordida
a los sentidos
Recobré la consciencia,
cuando perdida
en tu ausencia,
desperté en mil amaneceres
atiborrada de huida
cabalgando del revés.
Me perdí
en bosques lejanos,
dando pasos de gigante
para llegar a tu lado
y nunca más perder.
Levanté piedras enormes
puestas al paso
de mis pies
y nunca más tropecé.
Aposté todo a la nada
auspiciando la ganancia
regalando lo perdido
a la tarde.
En paraje asimétrico,
anduve camino
guardando en bolsillos
el interés recibido
a plazo descubierto,
sin roturas de cristales.
Con plata y chapa,
contante y sonante.
Viendo al final,
terminal auspiciado
de tortura angosta
con cabellos de mujer.
Y te miro sin verte
y levanto los brazos
y no llego a tocarte,
mis dedos resbalan
por el aceite de tu piel.
Te ansío
y no te tengo,
el vacío del silencio
te tragó despacio…, lento.
cuando perdida
en tu ausencia,
desperté en mil amaneceres
atiborrada de huida
cabalgando del revés.
Me perdí
en bosques lejanos,
dando pasos de gigante
para llegar a tu lado
y nunca más perder.
Levanté piedras enormes
puestas al paso
de mis pies
y nunca más tropecé.
Aposté todo a la nada
auspiciando la ganancia
regalando lo perdido
a la tarde.
En paraje asimétrico,
anduve camino
guardando en bolsillos
el interés recibido
a plazo descubierto,
sin roturas de cristales.
Con plata y chapa,
contante y sonante.
Viendo al final,
terminal auspiciado
de tortura angosta
con cabellos de mujer.
Y te miro sin verte
y levanto los brazos
y no llego a tocarte,
mis dedos resbalan
por el aceite de tu piel.
Te ansío
y no te tengo,
el vacío del silencio
te tragó despacio…, lento.
Desprecio y muero.
Mordida a los sentidos.
anhelando tu boca
que se pierde en el abismo,
y yo…,
vehemente, la busco como loca.
Mordida a los sentidos.
anhelando tu boca
que se pierde en el abismo,
y yo…,
vehemente, la busco como loca.
Lola Fontecha
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