PACO VELÁZQUEZ
BIO
Paco
Velázquez
Pertenece al grupo
literario Indocencias. Gaditano y maestro, ha publicado poemas en revistas y en
cuatro antologías de varios autores: "Autores docentes de la provincia de
Cádiz", “Escritos con tiza”, “Encuentro Poetas Andaluces de Ahora” (I y
II) y “Antología Poetas de Ahora”. Ganó el I Premio de Poesía de Paterna de
Rivera y un áccesit, junto con varios componentes del grupo poético, en el V
Concurso de Poesía de Herencia, con "La arroba en el Parnaso". Ha
publicado un poemario: “Divagación nocturna” y otro infantil “Rebelión en la
escuela”. Próximamente va a publicar otro poemario infantil : “Rebelión en el
zoo”, ilustrado por Lola Fontecha. Tiene un blog: “Ojos de luna”, http://ojosdeluna-pacovelazquez.blogspot.com.
POEMAS
CUANDO TUS MANOS ME ACARICIAN
Paco
Velázquez
Cuando tus
manos
me acarician,
me embelesan
el alma,
me divinizan
las dulces
horas del
silencio en calma
a la
amanecida sin nubes.
Cuando tus
manos
me acarician,
sensibilizan
los albos amores,
los sueños
apasionan corazón,
me envuelve
la sinrazón
y elevan al
mar del adiós
esperanzas y
fantasías en colores.
Cuando tus
manos
me acarician,
cabalgo
aplaterado en diurno,
de ojos
nocturnos,
buscando
claridades,
límpidas y
sensuales.
Cuando tus
manos
me acarician,
rubrican
elfos y hadas,
aleteos
libelulares que me hablan
de esperanza
y regocijo.
Aún me lleno
y sonrío.
Cuando tus
manos
me acarician,
apaciguan
enjambres de miel,
orgasman las
palabras de fiel
encuentro
junto a las miradas
no
pronunciadas.
Cuando tus
manos
me acarician,
lisonjas la
algarabía
de la lluvia
fresca al día,
saciando mis
sentidos,
olvidando los
sinsentidos.
Cuando tus
manos
me acarician,
mi mirada
adulas,
como un
presagio de la luna
de voces
angelicales
y estrellas
incondicionales.
Cuando tus
manos
me acaricien,
resurgiré de
nuevo
en un mar de
nieve,
en un cielo
de luces
dádiva que me
encumbre,
la vida
entreteniendo
entre las
divinidades despierte
y la suave
brisa recubra mi rostro
delicadamente
infantil a los ojos.
POEMA ÚLTIMO
Paco Velázquez
Cuando me amanezca el último,
último poema sediento de su lectura,
las postreras olas cabalgarán
sobre mi cuerpo con premura.
Mi voz no fenecerá para sus adentros,
aliviará mis páginas amarillentas,
y sucumbirá en mis anhelos de
sabiduría.
Cuando me atenace el frío verso
último de mi vida ya reposada,
y las rimas ya no irradien fuerza
a los brazos del tiempo…,
me abofetearán las nubes en mi ojos
y me cegarán en la ignorancia senil.
Cuando la aliteración de pensamientos
haga sucumbir los pasos fatigados
de los insensibles días transcurridos
en desvaríos.
Y mis manos, débiles y apaciguadamente
grietas,
reclamen tu ayuda para calmar
mis ansias de tropezar sobre mis
pasos…
Transgrediré mi ego somnoliento
y blandiré mi espada contra ella.
Ella, ella sorteará mi ímpetu
blasfemo,
intentando doblegarme,
mas no osaré a claudicar,
habré de saltar sobre las ásperas
laderas
de la desidia y romper las piedras
que me atraviesen de parte a parte.
Escribiré mi último poema,
mi último verso arrítmico para ti.
Abandonaré los despectivos trazos de
mi vida,
te besaré, te mimaré, te calzaré
hasta ensangrentar mis pies
insanguíneos.
Habré de hallarla agazapada
tras los cristales diluidos entre el
vapor
y el frío día consumado,
ocaso lascivo y peripatético…
de grises recuerdos sintomáticos
y ocres ofensas cíclicas…
resurgiendo, redescubriendo…
desenvueltos de toda lírica.
Ella, ella, ella…
Oh, ella…, vida y muerte de mis
versos.
Y DE TRISTEZA
Paco Velázquez
Y de tristeza agrandamos
el alma al ser humano,
amargamos los versos,
agriamos la poesía viva.
Dormidos los brazos,
las manos dadas de porcelana,
estrechadas con un arma escondida,
desechando los abrazos,
como monstruos alados
en funesta libertad.
Fuegos, desastres, guerras,
hierbas secas de primavera
que me atragantan a boca abierta
día, noches, días y noches…
todos los días, todas las noches…,
allá donde vas, allá donde voy,
y si escondido me hallare
golpeado me encontrare.
Y de tristeza agravadas
las sonrisas, las risas decoradas
en tu rostro infantil.
Inocentes miradas
recubiertas de marchas fúnebres.
Y te llamas humano…
Y te tumbas sobre la fresca hierba
de herrumbre y sueños rotos,
clavándote rastrojos prietos
Y de tristeza continuamos dando
tumbos,
alcoholizando los minutos,
drogando las horas que troquelan el
reloj…
Triste tristeza que nos tumba
el corazón lagrimado.
Y de tristeza te llamas humano…
je, te llamas humano…
je, te llamas humano…
Me impresionas, aún, humanidad…
Sangres, grietas, bombardeos,
puñaladas
ajadas entre las nubes,
herida la tierra que ocupas.
Y de tristeza te llamas humano…
Llámame, que no me hallo…
y vuelvo la cara para vivir…
¡Que no quiero verla!
La muerte de par en par.
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