domingo, 19 de octubre de 2014

JOSE MANUEL ALFARO BASILIO


Nací en Tarifa en el año 1957, pero vivo desde 1965 en San Fernando. Finalicé los estudios de Magisterio en la Escuela Normal Josefina Pascual de Cádiz en el año 1978. Tres años después, obtuve el título de Pedagogía Terapéutica, especialidad que ejercí a lo largo de veintidós años en sus distintas modalidades como funcionario del Estado hasta el año 2005.

En el año 2009, ingresé como miembro de la tertulia poética y literaria Río Arillo de San Fernando en cuya revista Pléyade, publico relatos y poemas.
También colaboro con la revista literaria digital Ariadna r.c.

Mi afición a escribir está basada en el valor terapéutico de la escritura y su importancia como bien social y de aportación a la cultura, de ahí mi participación en eventos y actividades de contenido literario.

Soy autor de La jubilación del delantal, mi primer libro editado por Publicaciones del Sur en noviembre de 2012.

Actualmente me encuentro en el proceso de preparación y edición de mi segundo libro titulado  Hoy es todo lo que tengo.


POEMAS:

Fraternidad perdida




La ciudad está llena de ciudadanos.
La provincia, de provincianos.

Andalucía está llena de andaluces.
España de españoles,
Roma, de ciudadanos romanos.

Europa está llena de europeos.
África está colmada de africanos.

Los pueblos están llenos de sí mismos,

…y el mundo…

…de mundanos que viven sin altruismo
olvidando el concepto de hermano.



Dices


Dices que vaya, que venga.
Que haga y deshaga.
Que diga y  desdiga.
Que mate y que salve.

Que vuelva y no tarde.
Que cuide mis pasos y amistades.

Que no devuelva las miradas,
por si me captura el paisaje.

Que socorra con premura,
que la soledad no es buena para nadie

¡No es lo que dices,
sino como quieres que te ame!




El día tras día de cada día


Cerré los ojos para dar un beso,
y al abrirlos me encontré con otro día.

Dividí el día por la mitad para sentir dos besos,
y el día ya se había transmutado en noche.

Encendí la noche para encontrar los besos perdidos,
y amanecí en otra mañana.

Definitivamente decidí sacarle partida a los minutos.

Y, a los besos: todo el nirvana



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