martes, 27 de septiembre de 2016

ISABEL BERDUGO CONESA


Nacida en Cádiz el 18 de abril de 1964. De formación universitaria, Experta en Criminología, Experta en Criminalidad y Seguridad Pública, Diplomada Técnico en Empresas y Actividades Turísticas. Secretaria y miembro del Consejo de Redacción de la Asociación Cultural y Editorial “Tántalo”, publica en su Revista Cultural y Colección de Libros, doce libros de diversa temática: poesía, novela y ensayo.

            Ha publicado en julio de 2015 el poemario “Retablo de Agua”, nº 520 de la Colección “Baños del Carmen” de Ediciones Vitruvio, donde publica “El País del Silencio” en 2016, participando en sendos Festivales Poéticos de Vitruvio y en muy diversas presentaciones y actos culturales, de carácter individual y colectivo: encuentros, foros, tertulias, homenajes, etc.

Participa en numerosas antologías poéticas, la más reciente: “Torreparedones. La ciudad en la cumbre” publicada por Manuel Gahete y José Antonio Santano Editores y el Excmo. Ayto. de Baena.

Columnista del grupo editorial “Publicaciones del Sur” con la columna dominical “La Pensadora” en los periódicos “Cádiz Información”, “Jerez Información” y “El Faro de Algeciras”, con una extensa trayectoria en medios de comunicación.

Miembro de A.C.E. (Asociación Colegial de Escritores de España), ACTA (Autores Científico-Técnicos y Académicos) y CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos).


DENTRO DE MI

Junto a la cruz
Veo como Tú,
Dios verdadero
Salvas mi mundo,
Dios del madero
Con una luz
Como un gran Cielo
Dentro de mí.

Dios entre todos
Todo lo puedes,
Dios salvador
Dime quién eres
Dios redentor
Dime qué quieres
Para morir
Toda mi vida
Dentro de mi

Hijo Jesús
Cordero de Dios
Manso Jesús
Manso Señor
… tanto dolor
Mata el rencor
Del mundo
Dentro de mí.

Vive, Jesús
En mi corazón
La noche pasó
Se hizo la luz
¡Salve, Señor
Rey del Perdón!
Salve el perdón
El bello mundo
Dentro de mi.


LA SOLEDAD

La soledad en el fondo del Paraíso
fue la tregua al final de mi salvación.
Vi la maraña de la selva sin piedad,
Su violencia bendice la muerte,
joya coralina empeñada en alejarnos,
arrojada a la playa
donde traslucha la mar.
La Primavera me acompaña,
su brisa me protege del vacío.
La calmazón de la noche es el sosiego.
Descongelado el invierno, creí
renacer al ardiente mundo
y la sociedad.
La humana marea
iba penetrándome en su primaria crecida,
más despacio que cuando fuimos, otros ciclos,
desertores del mundo
y cuando el mundo perdió
un asombro místico sacude el alma:
el paraíso de luz, de color y de humedad
nos devuelve al misterio selvático,
cuando fuimos parte de la razón del Dios Uno. 

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