Entre ayer y hoy nos llega Jorge Garrido, natural de Bornos (Cádiz).
38 años de maestro de Primaria, con punto y final.
20 años escribiendo, con puntos suspensivos…
Ni «Por mucho madrugar amanece más temprano» ni por estar jubilado se tiene más tiempo libre para escribir. Se tiene, pero no se usa en demasía, aunque los versos sigan fluyendo incontables y la prosa aumentando por pura necesidad. La almáciga no se seca… ¿A que va a resultar que me gusta escribir?
Dos poemas de Jorge Garrido:
COMO DE HUMO
Quisiera
ser sombra imperfecta, como de humo,
sin la
rotunda nitidez de la silueta
marcada
en la hondonada de mis pasos,
rúbrica
inquieta y veraz mi presencia,
palpable
y no ostentosa, para qué lo contrario
si marchando
de puntillas a nada atento,
que ni
rompo el silencio ni reclamo miradas.
La
realidad dormida no me atañe,
son
otros ecos los que me confunden
y se
puede vivir sin hacer ruido;
no
quiero ser el centro de ninguna foto
ni
distraer la atención mi algarabía.
Como de
humo mi presencia entera,
efímera
a la vista, pero impregna,
dejar
señuelo y marca a quien lo quiera
y fácil
de limpiar si nada importa.
No
saber si soy yo o mi sombra,
que
parezca un sueño cuando he pasado,
que
parezca noche al clarear
y mi
alma un latir en el recuerdo.
COMO LOS ÁNGELES
Tienen
patas muy cortas los pesares
y se
alejan muy lentos cuando lo hacen,
sin
embargo llegan de improviso,
como
ángeles infames caídos sin alas.
Es la
dicha de esencia diferente,
pues se
sabe que llega y se prepara,
dura
siempre menos de lo previsto
y se
aleja como ángel vigoroso,
cual
ráfaga de luz muerta en un ¡click!
Hay
ángeles de anhelo y de rechazo,
de
plumaje reluciente y envidiable
o
desgastado su brillo, alicaídos,
como la
tinta que escribe algún rumbo
dictado
sin premuras por el destino
aciago
o ilusionante, feliz o cruel,
bello
demonio, sádico querubín…
Lo
angelical es desmedido
como
invención que es.
Lo malo
es cuando el azar
juega a
ser ángel.
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