MARÍA ISABEL CASTRO RIVERA. Diplomada en Ciencia
de la Salud, especialista en Obstetricia y Ginecología (Matrona)
Aunque optó por las ciencias siempre ha sido,
y es, una enamorada de las letras.
La
investigación es una de sus pasiones, uno de sus últimos trabajos ha sido
recuperar la vida y obra de mujeres literatas españolas olvidadas en la
historia.
Ha
presentado, coordinado y es de su autoría, el evento poético Voces Perdidas
Voces Olvidadas.
Próxima
aparición del volumen "Voces perdidas, Voces olvidadas".
Es
miembro del grupo literario Calíope, Asociación Ígneo Bib Azahar.
Además
de la poesía, también cultiva otros géneros literarios como el relato y la
biografía.
Publica
en revistas de ámbito cultural españolas.
Sus
poemas aparecen en antologías varias. En la Revista (35) de ámbito
internacional Alora la Bien Cercada aparece uno de sus trabajos.
Púrpura ostenta, disimula nieve,
entre malezas peregrina rosa,
que mil afectos suspendió frondosa,
que mil donaires ofendió por breve….
EN MÍ RENACE LA VIDA.
En mi renace la esperanza
con vida propia,
solo la espera me impacienta.
Día a día,
palabras y caricias,
preparar la vida.
En un ir y venir
de luces y sombras
palabras y susurros,
se hizo la luz.
Unas manos agiles
puso sobre mí tu pequeño cuerpo,
cuerpo de cielo recién nacido,
sensación inédita,
constelación de gozo.
Luego…las caricias,
las lágrimas,
las palabras que se agolpan
enredándose en tu frágil cuerpo.
Sin demora…tu llanto,
llanto fuerte y vigoroso
que arranca al romper la extensión umbilical,
contrayendo la huella generacional.
Conmigo viajaba la vida,
en ella renací para reencontrarnos.
ESCUELA PÚBLICA
Con mis seis años en flor,
mi blanca inocencia intacta,
pizarra y pizarrín en ristre,
caminaba confiada y feliz
a mi primer encuentro con ella.
Yo fui niña de escuela pública,
de aquellas de antaño,
con todas sus virtudes y carencias.
Evocarla es regresar a la familia
al jersey de lanilla de Crevillente,
al libro único heredado del hermano.
A un proyecto de vida en común
donde no planeaba
la sombra del desamor.
Recuerdo con una amplia sonrisa
aquellos pupitres estrechos,
compartidos, de madera basta
y asientos abatibles.
A mi querido libro "Álvarez"
heredado de mi hermano
-con su rogatoria-
y a mi maestra doña Pepita;
ellos fueron el germen y raíz
de las primeras luces de mi saber.
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