martes, 24 de septiembre de 2013

Ramón Luque



Escribo y leo poesía desde que tengo memoria. Creo que la afición me viene de mi madre. Fue su cadenciosa voz, que me envolvía a la hora de dormir con canciones de amores imposibles y lealtades inquebrantables, la que me alimentó el gusto por esa música que hay escondida entre sus versos, por ese suspiro con forma de palabras que embriaga el corazón. Concibo la poesía como una especie de mordisco que despierta la conciencia de tanto letargo como provocan la tecnología y los manipuladores medios de comunicación.
Definitivamente, el deseo por publicar me vino en San Fernando. Fue al entrar en contacto con las gentes de la tertulia Río Arillo. Desde entonces no he parado. No quiero hacerlo. Escribir poesía es una forma de vivir y ver el mundo, una forma de adentrarse en la realidad para clarificar esos puntos oscuros que no percibimos por los sentidos.
Fruto de este empeño son un puñado de premios literarios y algunos libros publicados. Este apego a las cosas de la literatura me ha llevado también a escribir en presa y distintas revistas literarias, a hacer un programa de radio y a soñar despierto que otro mundo es posible. Creo que el esfuerzo ha merecido la pena.
Algunos premios literarios, destacar: Vicente Mojica (Ateneo de Alicante), El Olivo  (Jaén),  Ortiz del Barco (San Fernando)…
Libros publicados: “Las historias de Carmelo”, “El auto de la castañera”, “Remansos en el tiempo”,” La Isla de la Libertad”, “Coro angelical”… También he participado en los libros colectivos: “Docentes de Cádiz en torno a la Generación poética del 27” y “Escritos con tiza”.

Si queréis conocer algo de mi literatura podéis visitar mi blog: http://remansoseneltiempo.blogcindario.com/



El genio de la lámpara

Si al genio de la lámpara quedase
un único deseo que cumplir
si lo encontrase yo y si frotase
el cofre donde duerme el desatino
si pudiese pedirle y él me diera
no pediría oro riquezas
ni el poder de la vida o de la muerte
no pediría oasis del desierto
ni un castillo ni casa palaciega
no pediría el éxito que mata
tampoco la salud ni larga vida
tan sólo pediría -duele tanto
reconocerse huérfano y apátrida-
poder ver a través del turbio tiempo
a mis padres conmigo (yo muy niño)
y que gocen mis ojos y mi piel
y el alma -si es que existe y es tan nuestra-
del tacto de su aliento y de sus sueños.




¿Quién cantará al poeta cuando muera?

Cantó el poeta la muerte del amigo
con versos que rugían tan penosos
que al alma capturaron tan briosos
que al corazón pusieron por testigo
cantó el poeta el hambre de castigo
por ser hombre al nacer tan proceloso
que no lo calmará ni un venturoso
bocado del más ázimo bodigo
con palabras repletas de entusiasmo
cantó a los hijos que le dio la vida
y al mito de un amor en primavera
mas una tarde lo atacó el sarcasmo
y una pregunta le dejó prendida:

¿quién cantará al poeta cuando muera?

3 comentarios:

  1. Si no lo conociera lo buscaria para sentir la ternura que encierra en sus versos.
    Como creo que lo conozco lo quiero para recoger el amor que derraman sus poemas.

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  2. ¡¡¡Ayyyyyyyyyy...!!! ¡¡¡Qué bonitoooo...!!!

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