La eterna
aprendiz...
Nací herida por
las letras, ellas son mi vehículo de expresión. Son arena, humo, tierra, el
cáliz en el que apago la sed...
Forman parte de mí y de mis cicatrices irreversibles... se aferran a mi alma acuchillando al tiempo... amortajando el presente, resucitando el pasado...
Pilar Redondo es fundadora de un club de lectura, pertenece desde hace más de veinte años a la Asociación Literaria Hasday. Ha trabajado en varios programas de Canal Sur Televisión, uno de ellos: Pido la palabra.
Tiene colaboración fija con los periódicos: El Cierre Digital y El Correo de España, y colabora con otros.
También escribe para varias revistas como: La Casa.
Es fundadora de la Colección Albolafia de cuentos infantiles, cuyo personaje principal es la rana Clotilde. En colegios y donde se lo solicitan realiza actividades culturales y cuentacuentos.
Tiene publicados dos libros de relatos que pertenecen a la Colección Guadalquivir: Relatos atormentados y Relatos de humor. También los poemarios: Quejíos del alma. La piel del alma. Mortalmente eterna.
La incursión en la novela la hizo escribiendo junto al prestigioso escritor y académico don Julio Merino: "Vitoria Colonna, el gran amor del Gran Capitán". "Las marionetas de Cuspis" (Sobre la Reconquista española: "La princesa del jazmín". "La boda cautiva". "Leila de Granada". "Pelayo el Astur"). (Sobre la mitología: "Cuando los Dioses se hacen humanos". "Penélope, la reina tejedora". "Betsabé y el Rey David"). Un libro de artículos periodísticos, titulado: El pacto de las libélulas.
En imprenta está el segundo libro de artículos
periodísticos, que se titulará: El guía del infierno.
Sus textos están publicados en diferentes antologías. Colabora con los colectivos culturales que se lo demandan, por ejemplo: Colectivo Giner de los Ríos. Foro Cultural Puente de Encuentro.
POEMAS
ASCUAS AVIVADAS
La
inexperta guitarra y su vicio inconfesable
se
deshielan sobre los heridos recuerdos.
La
incandescente y abierta zanja
destierra
a la prisionera que seduce
a la
hambrienta hoguera apresada en el rompehielos.
Precintar
la urna de las ascuas avivadas
donde
el terremoto y su epicentro
se
aferran, contagian y navegan sin rumbo.
EL ESPEJO DE NARCISO...
Los
cráteres lunares legitiman los arrecifes adormecidos.
Los
ojos delatan el ejercicio de autoengaño.
Las
cítaras doblegadas sincronizan
al
rehén y su testimonio vedado.
La
quimera desconsolada, profanada, acota el horizonte,
escenificando
lamentos y sollozos inesperados
que
incendian los restos mortales
del colonizado espejo de Narciso...
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