Aprendí a crecer uniendo las
palabras, cada una de ellas representaba algo nuevo en mi vida. Con tan sólo
cinco años ya sabía leer y escribir. La pizarra era para mí, mi juego favorito,
lo mismo que escribir sobre la tierra, donde tenía más espacio para alargar las
frases, siendo la naturaleza el mayor de los tesoros.
Del Universo aprendí a
contar las estrellas, y a comunicarme al mismo tiempo, con la luna.
Todo aquello me fascinaba y,
a pesar de los años transcurridos, lo sigo viendo igual.
Me considero en todo momento
defensora de la naturaleza y los derechos humanos y pienso que la paz en el
mundo debería ser siempre lo primero, basándonos siempre en el respeto único de
amarnos simplemente los unos de los otros y de considerarnos seres vivos, a los
que sigo defendiendo sin tener en cuenta la raza ni el color.
Después de tres libros
publicados y de algunos premios de poesía, sigo teniendo la ilusión de una niña
a la que le acaban de regalar su última muñeca.
POEMAS
AMOR DEL ALBA, AMOR DE MADRUGADA…
Amor del alba,
amor de madrugada,
repleta de
perfumes y dulzura.
Amor despierto
y puro que perdura
y colma de
belleza su mirada.
Amor que busca
el cuerpo de su amada
llenándola de
esencia y de ternura.
Amor del alma,
amor de carne oscura
que vive entre
la piel acurrucada.
Amor de ayer
tan suyo. Amor tan mío
entre las
verdes lunas, todas llenas,
las que viajan
con fuerza en el vacío.
Sólo es amor
que busca el desafío,
pero nunca el
olvido ni las penas,
en el caudal
eterno de este río.
CRUZA EL AIRE DESNUDO
Cruza
el aire desnudo en el blando movimiento.
La
quebradiza luz,
se
esparce silenciosa por la tierra
que
camina despacio.
Más
allá, la despierta figura
del
amor y el dolor
que
atraviesa la sombra sobre el agua,
de
un abril que tirita de nuevo ante tus ojos.
La
soledad de un mundo permanece
con
fechas y con nombres.
Y
dentro de ese azul, la frescura
de las hojas más verdes.
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