Natural de Lepe (Huelva), nací un siete de
noviembre de 1976 y resido en Algeciras desde 1995.
Aun siendo un ávido lector de toda la vida,
no empecé a escribir de manera continuada hasta los treinta. Mi temática es
variada y lo mismo hago uso de la métrica que de la libertad de no usarla, si
bien procuro cultivar el mayor conocimiento posible de la misma e intento aprender un poco más con cada
verso. Mi postura es la del eterno aprendiz.
Pertenezco al grupo cultural A.C.A.D.E.M.U.S
de Algeciras y he publicado en revistas literarias y programas de radio. Para
contactar conmigo se puede hacer a través de mi email eusebioria@gmail.com
Cuando no me miras
(dedicado
a mi esposa)
A
veces te veo
y la
luz de la tarde
perfila
tus rasgos suaves,
tan
diferentes a los míos.
Realmente
te veo
y eres
tu de repente,
un
“tú” genérico, universal,
un ser
distinto y arcaico.
Único,
distante, inalcanzable.
A
veces te siento,
y me
embarga una especie de miedo,
una
duda y a la vez resquemor
por mi
seguridad quebrada.
segura
en tu mundo ordenado,
perfecto,
equilátero.
Dotado
de arriba y abajo.
Y a
veces secretamente te admiro.
Desde
los ángulos muertos,
desde
mis ausencias,
desde
los silencios.
Realmente
te admiro,
por
eso que haces y yo no puedo,
por
dar vida,
por
ser esa especie de diosa,
de
deidad matriarcal.
Lúcida,
amante,
indulgente…
Mi
Astarté,
mi
Atenea.
Anoche soñé contigo
(a Andalucía)
Anoche soñé contigo
y me comía la pena,
soñaba que te bebía,
que te sentía en las venas.
No podía estar más lejos
y a la vez estar más cerca.
Yo, que no tenía raíces,
que tenía alma viajera,
me revolvía en la cama
queriendo tenerte cerca.
Volé por tus cielos limpios
surcado de aves viajeras
y cuando miré hacia el suelo,
ese suelo de mi tierra
yo vi los campos más verdes
sembrados de blancas perlas.
Es como un ensueño de cal
cubierto de un mar de tejas
con el corazón de adobe
mecido por la marea.
En vez de ojos, son postigos,
y en vez de pestañas, rejas.
Peregrinos a caballo
recorren tus blancas venas.
En el timbre de tu voz
que es cantar de los poetas
quedó mi alma atrapada
hasta el día que me muera.
Y así, soñando contigo,
arropado en tu bandera,
sentí el calor de mi gente
estando en lejanas tierras.
Y cuando me desperté
no abrí los ojos siquiera,
quise dormirme de nuevo
pa estar contigo a tu vera.
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