Nació en Tarifa en 1957, pero vive desde 1965 en San
Fernando. Finalizó los estudios de Magisterio en la Escuela Normal Josefina Pascual de Cádiz en el año 1978.
Al cabo de los tres años, obtuvo el título de Pedagogía Terapéutica,
especialidad que ejerció a lo largo de veintidós años en sus distintas
modalidades como funcionario del Estado hasta el año 2005.
En
el año 2009, ingresó como miembro de la tertulia poética y literaria Río Arillo de San Fernando en cuya
revista Pléyade, publica relatos y
poemas.
También
colabora con la revista literaria digital Ariadna
r.c.
De
su afición a escribir y de la constatación del valor terapéutico de la
escritura data alguna aportación esporádica en la revista Ateneu de Malgrat del Mar, así como de escritos que solo ven la luz
en la sección de Cartas al Director de la prensa escrita o digital, o se
mantienen en el disco duro de su PC personal.
Es
autor de “La jubilación del delantal”, su primer libro editado por Publicaciones
del Sur el pasado mes de noviembre del 2013.
Amante
de la pintura, del deporte, de la música, la naturaleza y las humanidades, le
sigue seduciendo la belleza como valor incombustible a defender en todos sus
sentidos, amplitud y diversificación.
Actualmente
tiene en preparación su segundo libro en cuya obra correlaciona la importancia
del vivir en el presente –desde una visión occidentalizada-, con la poesía
japonesa –haikus y haibun-.
La poesía que yo quiero
No escribo
poesías para colocarme laureles,
más bien para
quitarme espinas.
Si consigo
quitar las suficientes
habré
traspasado los versos
para
encontrarme con las cicatrices de la armonía interior.
Cuando llegue
a este acontecimiento
solo podré
decir:
¡pon un poco
de poesía en tu vida!
El dolor del
espíritu no solo se alivia con las recetas de la farmacopea.
Las palabras
se clavan,
por eso viven
las espinas,
y solamente
mejoran
cubiertas con
las gasas de la poética sanadora.
Llegado a
este punto, ya puedo aliviar a las madres doloridas
que perdieron
a sus hijos queridos en manos del infortunio
cantándoles
una canción con la belleza de los grafismos
y el consuelo
de la comprensión
que encierra
abierta en flor
los estambres
de mi corazón herido.
De esa forma
comprenderán
que en las
palabras,
también viven
sus hijos.
Transcendencia
Estoy cansado
de tanta transcendencia,
por eso hoy
no quiero transcender.
Dejo el
pensamiento para retozar en los sentidos
y enlodarme
en mi alrededor cercano,
o
escalofriarme en mis terminaciones nerviosas.
Dejo el cielo
para bajar a la tierra,
y las nubes
para recrearme en los jardines.
Dejo las
estrellas para tocar las caricias
y los pájaros
para mirar las mariposas.
Dejo las
acometidas de las ideas en el tiempo, para refugiarme en el ahora atento.
Dejo la
filosofía para escribir un haikú
y el orgullo
para probar el perdón.
Dejo el libro
maestro para destaponar el suavizante concentrado.
Olvido la
cabeza para reencontrar el cuerpo
de la
hermosura de lo tangible
y el
beneplácito de las emociones.
De todas las
formas,
tomo
conciencia del ahora,
y siento el
momento para posarme
en el
instante dinámico de mis pies y mis manos.
De todas las
formas…
Quién me vende un abrazo
Quién me vende un abrazo en el devenir del tiempo,
pues aquellos que conocí en la infancia han
resultado muertos.
De los otros solo quedan pretextos.
¡Quién me vende un abrazo mientras necesite del
consuelo!
Algunos son de exiguo afectuosos aunque demuestren
su contento.
Unos pocos,
en los de sangre, los abrazos se tornan besos. Algunos son abrazos yermos.
Pero yo quiero un apretón para sentir que vivo
entero.
El día que pueda comprarlo llevaré mi tesoro
dentro.
Y, una vez en mi corazón, podré regalar el abrazo a
la abuela que perdió al abuelo.
Con mi afecto su soledad lapidará el negro.
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