Me gusta escribir sobre todo poemas. No me considero poeta, ni escritora, pero sí intento expresar mi sentimiento y plasmarlo en un papel.
Hace dos años publiqué un poemario, también participo en la revista Azahar, y formo parte del grupo literario Azahar.
Nacida en el blanco y marinero Conil de la Frontera desde pequeña le apasionó la lectura. Escribe poesías mientras hace sus labores caseras o cuando éstas se lo permiten. Cuanto escribe le sale del corazón, es puro sentimiento y lo transmite con la sencillez del ama de casa. Escribe para el pueblo, para la gente sencilla, que comprende y siente sus escritos como algo propio.
POEMAS
DEDICADO A JOSÉ VELARDE.
Naciste en un pueblo blanco junto
a la orilla del mar, en un Zaguán de macetas
con claveles y azahar.
Conil te vio crecer y jugar por sus calles,
aunque marchaste de aquí
¡tu pueblo nunca olvidaste!
Escribiste a ese inmenso mar
que de noche te dormías, con el rugir
bravío cuando temporal tenía.
Te gustaba esas aguas azules y esa arena
que brillaba, las conchas y caracolas que
en la orilla encontrabas y los viejos “jabigueros”
que en su barca navegaban.
Te fuiste a la capital, pero escribías a tu pueblo,
querido José Velarde
Porque siempre te sentiste... “conileño”.
EL VIEJO ÁRBOL EN EL CAMINO
Cuantos años has vivido
cuantas primaveras...
cuantos secretos en tu viejo tronco
albergas.
Eres refugio del caminante, cuando el
frío y el calor aprieta, tus ramas con verdes
hojas a los pájaros con cariño acoges, meciendo
hasta que se duerman.
Al llegar el otoño tus hojas te van quitando
y desnudo te deja con el frío tiritando.
Al caer al suelo el viento las va alejando
con color amarillento diciendo ¡adiós!
a su árbol.
Nadie repara en ti, porque has envejecido
porque ya no das tu sombra ni tienes aves
en sus nidos. No se acuerdan que tu sombra
los librabas del calor de esas lluvias torrenciales
que en el invierno son frecuente y en ti venían
a refugiarse.
Así comparo la vida de tantas y tantas personas,
cuando por ellos toda su vida luchando, y cuando
más los necesitas, se van de tu lado sin reparar
que tu ya lento camina, que no puedes hacer lo que
tu antes hacías. y se despiden de ti....
¡Adiós! Mamá ya vendré a verte otro día…
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