Escribo poesía para ser y profundizar a través del verso en aquellos rasgos
que caracterizan nuestra sociedad y a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Nací en Mengíbar (Jaén), aunque vivo en San Fernando (Cádiz). Escribo y leo poesía desde que tengo memoria. Fruto de este particular empeño son algunos premios y libros publicados. Premios: Vicente Mojica (Ateneo de Alicante), El Olivo (Jaén), Ortiz del Barco (San Fernando)…
En mi obra publicada se distinguen libros para niños y para adultos.
Obras infantiles: “Las
historias de Carmelo”, “Coro angelical”, “Sueños infantiles” y “Las aventuras de Pulpi”.
Poesía para adultos: “Remansos en
el tiempo”, “la soledad del héroe” y “Heridas”,
He escrito
varias obras de teatro en verso, que han sido representadas: “El
auto de la castañera”, “La Isla de la Libertad” , “La esperanza se hizo luz” y
“Réquiem por Federico García Lorca”. Y el monólogo teatral: “En vía muerta” …
He participado en numerosas Antologías y Encuentros poéticos. He sido pregonero en varias ocasiones: Feria de Mengíbar (2009) y Pregón Oficial de Navidad de San Fernando (2017), entre otros.
POEMAS
CASAS
En cada casa donde he vivido
ha quedado de mí siempre un detalle,
un destello de luz o algún esqueje
que creció de mi risa o de mis miedos..
En una me dejé esa inocencia
que muestra un niño chico ante la muerte,
en otra se quedó la incertidumbre
y un aria triste como un miserere.
En otra se pegó por las paredes
un amor que flotaba entre las nubes,
anhelos y utopías se confunden
mientras esculpo besos como soles.
Después vino una casa, dos, tres, cuatro…
y mis hijas creciendo como el trigo,
llenando con sus pasos las estancias,
que brillaban con solo oír sus voces.
Después, la última casa fue pintada
de ese color tan dulce del recuerdo,
pero una sombra gris amenazaba
la dicha que fue fiel en otro tiempo.
La soledad acecha últimamente
sin ganas ya de palmas ni mudanzas.
La espera se ha instalado en los rincones
y socava presente y esperanza.
Dónde está aquella
patria,
en qué lugar del
mundo está mi tierra
y dónde la
felicidad que tanto añoro.
Hablo de aquella
casa
que no necesitaba
ladrillos ni paredes
como tampoco un
techo,
ni un suelo de
cerámica
para acoger las
risas.
El olvido se cierne
en mi conciencia
y no me deja ver
entre la bruma.
Ya no puedo volver,
aunque lo intente,
al niño que yo fui
trepando un sueño.
También se me ha
olvidado,
dónde está aquella
gruta
que mana leche y
miel, también ternura.
Hablo del vientre
tibio de mi madre,
hablo de aquel
susurro que era vida
y hablo de una
canción que no recuerdo,
pero sé que su
música
me quitaba la pena
y me sanaba.
Otro Ulises me
siento, estoy perdido,
en medio de este
mar que es el silencio.
¿Qué dios sin
corazón me roba la memoria?
Sin patria voy, sin
alma, sin afectos.
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