domingo, 15 de octubre de 2017

CONCHA GOROSTIZA


Nací en Madrid, pero ya no ejerzo de madrileña. Soy de donde estoy, en estos momentos chiclanera.


Encuentros, recitales, poemas, relatos. Currículo parecido, o más o menos al de quienes amamos la poesía y juntamos versos con algo de soltura. La literatura me permite expandir la mente y alimentar mi espíritu. Alma y corazón henchido de poemas, Lorca, Machado, Becquer…. y quienes sean capaces de hacerme soñar y vibrar con sus palabras. Aprender cada día y el resto de mis días, escribiendo por supuesto.

Un libro publicado. “METAMORFOSIS ENTRE RELATOS Y VERSOS” El segundo en preparación.


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El silo vacío

Vacío, inoperante el silo
Mudo, huero ahí está inhiesto
con las grandes bocas por donde
no ha mucho tiempo surgía gozoso el nutriente cereal.
El silo cual gigante quieto, inamovible
con tantos ojos abiertos mirando sorprendidos
sin comprender que su grandioso vientre
este seco y desierto, cavidad estéril.
Que ni los miles de roedores
apetezcan permanecer en su interior
Desolada estampa petrificada en la llanura
como molino sin aspas
que a quijotesco caballero poder retar.
¿Qué haces, que esperas?
Los campos que te flanquean ahora son un secarral
Yermos, quemados, baldíos
Ni tan siquiera a las alimañas les interesas
Te ha vaciado la sequía obstinada.
Atroz generadora de muerte, hambre, desolación
Silo no pierdas la esperanza
…algún día la bienhechora lluvia volverá.
Cobijarás esos trigos rubios y maduros
que hábilmente molidos y cernidos
se convertirán en pan.


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Decepciones

Corazones contritos congelados por el desamor
no por las palabras hirientes
que aunque duelan revelan sentimientos
Son esas, las indiferentes
las que torturan como garra atenazadora
Porque estás, y no eres presente.
No te ven, no importas, no existes.
Esa ignorancia es amargo suplicio
Un trago que en la garganta se atasca,
se atora sin dejarte respirar.
Los suspiros desmayados no la consiguen alejar.
Lamentos lastimosos, cansados de tanto penar.
Arduos gorgoteos espíritus anonadados, compungidos
que vagan tan helados como el corazón dolido,
sangrando por el desafecto impasible
del objeto de sus aprecios.
Frustración que conduce a la tristeza.
A las azules soledades
que no soleados azules
donde brilla el entusiasmo del cariño
y la afición compartidas.
El triunfo de la anulación,
la violencia del insensible
que solo pretende la destrucción inútil y huera
de la oquedad donde el insensible impera.
Violencia calmada sin sobresaltos aparentes
de no violencia que llena de pavor.
La indiferencia absoluta.
El Universo es así.
Cuna de dioses impertérritos
hacia cualquier dolor.
Displicencia absoluta,
no estás, no eres,
no estoy, no soy.
Me revelo
¡Yo soy, y soy lo que soy!

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