Nací en buenos Aires en el barrio de Mataderos, barrio de tango. Mi padre Carlos Francisco Oliva hijo de españoles, artesano de calzado, escuchaba a Carlos Gardel en discos de pasta que todavía conservo.
Mi hermana mayor Lila Oliva tocaba el piano en la casa natal, y mi madre leía mucho y escribía poemas.
Desde niñas nos inclinamos por el arte, mi primer premio artístico lo recibí a los ocho años en un concurso de manchas donde pinté las hamacas de la plaza que se encuentran frente a la casa en que nacimos.
Lo misterioso es que la artista plástica es Lila, ahora es escultora.
En el colegio secundario debo confesar que tenía muy mala conducta
Me encantaba cantar tangos en el aula y escribir poemas mientras los profesores intentaban enseñarme materias duras como las matemáticas.
Con las que me amigué a causa de la música y el teatro mis otras pasiones en las que también incursionaba, de propio motus, recitando monólogos de Shakespeare en el aula.
Lo que me ocasionó muchas sanciones.
Mi amor por el teatro me llevó a estudiar en primera instancia con Ricardo Passano, actor reconocido de cine y teatro, miembro de una familia de teatro, luego tuve maestros importantes como Juan Carlos Gené, Norman Briski entre otros.
Fue así que llegué un día a la Asociación Argentina de Actores y me asocié e hice algunos actuaciones en teatro y cine independiente y siempre seguí escribiendo poesía y ahora teatro, así conocí a un grupo de actores y les mostré mi primer obra: “Rapsodia en Cartón Pintao” que también tiene tangos y canciones, es la primer Comedia que estrené en el 2005 y en la que también actué como Mary la cartonera.
Creo que la inspiración de esta obra también surge del barrio en que vivo y amo tanto.
Mi segunda obra: El croto y la dama, también comedia dramática, inspirada en una artista que conocí y me dirigió: María Aurelia Bisutti.
Es muy cómica, pero tiene un fondo dramático, su protagonista no quiere vivir porque ya no la convocan.
También tiene poesía, tango y vals
En este ínterin al que una actriz independiente se ve sometida, como yo, publico mis libros de poesía el primero en el 2003 Almario y luego el de teatro Ficciones Teatrales Efímeras con las obras que aún no puedo estrenar.
Luego publico otras poesías en “Declaro el amor” y poesía y cuentos en “La brizna de mi alma”.
La aproximación al cine me lleva a escribir “Catacumbas” mi última novela. Ahora tengo un grupo de poesía y asisto a varios encuentros donde puedo recitarlas.
Me asocio a SADE y Argentores y expongo mis libros y hablo con algunas personas que los adquieren en la feria del libro.
Estreno una obra poética contando mi vida a través de la poesía: Brizna, donde hablo de mi hermana, allí le dedico un vals: Recuerdas Hermana y también de mi barrio Mataderos, de mi padre Carlos y de mi madre Lila que cocinaba ricos pastelillos de banana.
Espero poder seguir reinventándome, escribiendo y actuando que para mí, es una forma de amar.
Contemplar la rosa.
Trémula de rocío, está la rosa.
Descascara sus pétalos al frío,
su color enrojece con la tarde.
Es canción de caricias matinales,
a sentir su perfume me he acercado,
enmudeció mi alma de inmediato.
Cual fragancia deliciosa me embriagó.
Una lágrima en mis manos derramó.
Si me piden la razón de la belleza,
la conozco, a mi paso se ha mostrado,
su frescura, su aroma,
y ese tallo largo y refinado,
que destaca la esbeltez de una princesa.
Es la rosa reina del jardín,
al que acuden los enamorados,
a cortarla en ofrenda de amor,
mas yo en cambio la miro con deleite,
y es para mí la dicha plena,
Contemplarla sola en el jardín,
Plácidamente.
El bíblico paraíso
Aquí en este pórtico elevado, con doseles y columnas.
Aprisionados por raídos mástiles e urdimbres rocosas.
Emplazadas en esta planicie árida y rodeada de marítimas
faunas, a sus quejidos se quiebra mi alma en derredor.
Sólo acechante el olvido quiere abrir una brecha en
el lejano esplendor de doradas páginas de incunables.
De códices oropeles aún vislumbrar la gloria del Egeo.
En vano aullar sobre sus lomos deshechos, ecos
de delicias, de Celso eran antiguas primicias.
En esa cruel imagen se sustenta la efigie del
paraíso en la tierra contenido en una biblioteca.
Acaso fuera ésta en la que el alma de todos
Los grandes se elevan en las oscuras noches
El Dante se pasea y un poco de Rimbaud
escapa por sus puertas o acaso Baudelaire
contempla su belleza y Goethe la derrite
Y Kafka la atraviesa, en un frágil rumor
Cervantes se embelesa y como mustia flor
de toda esta belleza, nos queda ese dolor
Que de perderla pesa, su brillo y su valor,
/según Borges/ Del paraíso aquel.
Todo se extingue y cesa
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