ANTONIO QUERO

Nace en Benamocarra Málaga en el año 60. Del signo Cáncer, es un ser inquieto que siempre estuvo indagando en los por qués, buscando descifrar los misterios e internándose en el mundo de la poesía y el arte. Desde pequeño, su carácter soñado le lleva a imaginar mundos y tener numerosas ensoñaciones con las cuales comenzaron sus primeras creaciones.  

Es poeta, escritor, comunicador, pintor y animador cultural.

Ha editado unos 10 libros entre poesía, cuentos, teatro y filosofía y temas de autorreflexión.

Ha creado varias asociaciones culturales: Poética “Ana León Ramos”, Utopía de las Artes, de la cual es presidente.

Coordina ediciones literarias, expones sus obras y dirige un grupo de teatro.

Tiene además un disco editado con su compañero José Antonio Lavado a la Guitarra, titulado Palabras para un sueño.

EL MUNDO ESTÁ FUERA Y ESTÁ DENTRO

El mundo está ahí fuera y se prepara para la noche.

El mundo sigue ahí fuera y también aquí, dentro.

Más adentro que esta sala de hospital

donde otra parte del mundo se recupera,

donde muchos se esfuerzan por seguir adelante.

Aquí el silencio es obligado.

Pero más adentro se hace incluso necesario.

Fuera se demanda tumulto, urgencia.

Dentro parece que todo estuviera resuelto.

Mas, ya sea fuera o dentro,

estamos hablando del mismo mundo.

El mismo, vivido de forma diferente,

interpretado como algo único y distinto.

Yo sé que fuera está mi mundo,

que más adentro aún mi mundo me espera.

Y entre un mundo y otro mundo,

una gran verdad por instantes se revela, 

un brillo de luz asoma por instantes.

ENTRE SER Y PARECER

Hablar sobre el amor no es como sentirlo.

Mil palabras digo y apenas esbozo un segundo,

instante siquiera de un tierno abrazo.

Mientras los ojos se buscan el verbo juega a perderse,

ni toda la métrica describe la belleza del impacto.

Un cielo mismo al borde de los labios

y los besos que se funden, apenas acierto a descifrarlos.

Pongo atención en el modo de encontrarse

una mano en otra mano erizada de caricias,

un cuerpo sonoro, vibrante, en otro cuerpo que recibe y sostiene.

Pongo y… ¿qué pongo? ¿Se puede escribir algo

de la poca resistencia que ofrezco a tu contacto?

¿Se puede, puedo, sobre un río de certezas,

navegar ese tiempo sin tiempo y en tránsito,

esa corriente milenaria que me levanta y eleva,

mientras tú, que ya no eres ella,

tan cerca de mí y en mí, te estremeces de colores,

te dilatas y esparces como polvo de estrella?

¿Puedo? No lo sé. Y lo intento, no crean.

Pero es mejor que el amor hable del amor

y permanezcamos en silencio cuando él nos moldea.