Natural de Bornos (Cádiz). Desde hace ahora veintidós años, aprovecho que estoy despierto para soñar que escribo, y algo me va saliendo: seis novelas, algunas obras de teatro, varios cuentos, e incluso miles de poemas, que colecciono y apenas publico.
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LO QUE MATA
La soledad no mata, no es veneno;
mata la multitud de los recuerdos.
El fracaso no mata, no es cianuro;
mata la victoria que nos vuelve confiados.
El amor pleno nunca mata, no es cicuta;
para eso está el desamor.
La riqueza no mata, no es tóxica;
mata la envidia en su nombre.
Que el diamante no mata, pero su brillo atrae.
El odio no mata, no lo necesita;
pero desprende impotencia y sufrimiento.
Que la envidia no mata, pero acompaña.
Y cuando ningún enemigo de la vida
da por sí solo la cara,
eludimos bucear entre recuerdos,
reconocer debilidades,
seguir las pistas de un corazón
o los ramales de su apetencia.
Y decretamos con aséptica tranquilidad
que no es más que un suicidio.
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A VER QUÉ ROPA
A ver qué ropa me pongo hoy,
si no tengo coraza ni defensas
para la que me espera al salir a la calle.
La arena ya no existe, un hervidero negro
me invitan a pisar casi humeante
y el viento de solano es estupor
que llega hiriente y revocado;
no pretende refrescar con caricias,
es emisario de la flatulenta magia
de la diosa tecnificación.
El cielo languidece sin promesa de estrellas
con el sol aún en su cenit.
No tengo prendas para paliar
lo que el bolsillo de otros obliga.
No hay fibras de desventura
ni tejidos de salvación.
Ni bufandas de hierro o guantes de roca.
No tengo mentiras que ponerme.
Me encanta...No tengo mentiras que ponerme.
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