Nací junto al mar a mediados del siglo XX. En mi adolescencia me sentí poseído por unas migajas ardientes que poco a poco se fueron haciendo burbujas y transformándose en recuerdos. Después sin nacer mi hijo le fui dando consejos. Más tarde me encontré entre luces y sombras sin ser ni una ni otra. Un año después mi sobrina María José me pidió escribir juntos y crecimos entre versos. Últimamente me muevo entre el espejismo del beso, hablando claro, flamenco y el sonido de la naturaleza aunque además me rodean las brumas, las matemáticas imperfectas, los rezos, los relatos inacabados y cientos y cientos de versos que aún no tiene una ubicación definitiva.
Aunque recibí algunos premios nunca fue mi intención escribir para ser premiado sino para contar a quienes me lean como siento y veo las cosas que me rodean.
Además voy de acá para allá participando en actos donde gozo charlando con amigos que sienten el arte como yo y que al igual que yo lo hacen todo por amor al arte.
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HUELLAS
Has creído que he huido
pero te equivocas.
Mi cuerpo no está ahí
pero mi espíritu
nunca abandonó el camino
porque en ese camino
pasé muchas, muchas horas.
Ahí están mis huellas
quizá tú no las vea
pero están ahí.
Se grabaron una y otra vez
a lo largo de muchos soles
y a lo largo de muchas lunas.
Tal vez quieran borrarlas,
tal vez consigan borrarlas
pero siempre habrá quien
las recuerde con emoción.
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HACIA EL FINAL
Se fue perdiendo lentamente
entre la gris oscuridad
mientras pesadamente
caminaba buscando la claridad.
Se fue consumiendo inevitablemente
sentado en su viejo sillón
mientras miraba cansinamente
el desierto y silencioso salón.
Se murió repentinamente
cuando perdió sus sueños
enredados firmemente
en un montón de leños.
Se sepultó profundamente
en un suelo de piedra
sobre el que solamente
crecerá la hiedra.
Se hundió silenciosamente
en el espacio inmenso
donde sencillamente
vive con júbilo intenso.
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