Prisión
En el valle donde el sol no osa posar,
reposan cadenas hechas de viento,
susurrando órdenes que se clavan
como raíces de hierro en el pecho.
El yugo no tiene rostro,
solo sombra que se estira y aprieta,
una mano invisible que mide
el peso de cada latido.
Cada lágrima es río que sabe
de cárceles sin barrotes,
de muros que se alzan desde palabras
y gritos que nunca llegan al cielo.
El aire mismo parece ceder,
como si respirarlo fuera un permiso
que siempre llega tarde,
siempre con la llave en otra mano.
Y sin embargo, bajo la piedra más fría,
el corazón aprende a temblar
no de miedo, sino de memoria,
guardando la luz que ningún yugo puede apagar.
Amor eterno
Abrazo tu cálida sonrisa con mis ojos,
mientras, al verte, las mariposas orquestan su danza.
Mis labios, presos de tu carmín,
se funden con los tuyos…
y me dejas sin aliento.
Tu perfume embriagador me cautiva.
Mi corazón avanza, paso a paso cuando te acercas a mí.
Cada momento a tu lado es
una explosión de
sensaciones, un murmullo de estrellas. Miradas que se desatan,
juran su amor eterno,
Como dos amantes bajo la luna.
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