Nombrarla es nadar en sueños
Mirarla es quererla con pasión.
Sentirla es envidiar su belleza
Unir palabras es quedarse sin habla.
La crearon pintores, artistas, hadas y poetas
Vieron en ella todo, poco, mucho y quizás nada.
Elevaron monumentos, exportaron elementos.
La quisieron fuerte y grande, ganadora y productora
Del arte bello o del arte sol y tierra.
Se leyeron leyendas, historias, sonetos y bellos cantos.
Levantaron templos, caminos, ciudades para que
Saliera a relucir la única, la inconfundible,
La que todos conocen solo mentarla.
Nació de ellos y se volvió sueños inacabables.
Poetas, musas, hadas y aventureros
Quisieron hablar de ella
Pidieron a las palabras ayuda y apoyo,
Vertieron sus ideas, sus sentidos, sus ansias
Dejando una estela de huellas mágicas y extrañas.
Se grabaron con hilván cuentos humanos
Que, fueron reales más que la vida,
Dieron datos, fuentes cautelosas, cartas de nobleza
E implantaron su lengua, costumbres y rezos
Por los caminos del Mundo
Cuando los grandes dejaron de hablar de ella
Cuando las mentes supieron de ella, más que ella misma,
Siguieron en sus pueblos, ciudades y sierras
Sabiendo a sabiendas que es diosa y bella
Albergaron en sus almas la belleza de su tierra,
En si sangre la alegría y sus llantos
Alabaron con pudor sus raíces ancestrales
Cantando su amor y callando con pasión
Lo que fue, será y es ¡Andalucía!
MUJER AL BORDE DEL MAR
Caracolas de espuma
bailan sobre el oleaje revuelto
Mis ojos se deslizan entre las nubes matutinas
¿Cuándo vuelvas del mar me vas a recordar?
La orilla ahueca su hendidura,
mis pies bañados en las olas moribundas
y la muerte de cada una dice mi amor por ti
El mar sigue su rumbo milenario, parte de la vida misma
El lomo redondo de la lancha rompe las olas
quebrantando la fija línea del horizonte
Sueño, mis ojos abiertos vislumbran el contorno de tu rostro
El mar movedizo canta notas amargas
Te estoy esperando en tierra, incertidumbre dolida
El tiempo vuela, las gaviotas danzan
salvas marineras al mar indiferente
Mis ojos entornados cuentan los latidos de mi alma
El corazón de la marisma late en mis venas enfebrecida
Levante y poniente luchan a muerte
Remueven la arena y presiente la tormenta
Mis pasos no se alejan de este muelle azotado,
mi vista se nubla de lagrimas saladas
El puerto, frente al mar abierto busca sus pesqueros
La tierra inmutable acompaña mis esperanzas
y la mar recelosa guarda su paciencia eterna
¿Cuándo vuelvas, si vuelves, me vas a recordar?
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