Nació el 26 de noviembre de 1962 en Manilva (Málaga), y pronto llegó a la conclusión, de que la realidad retorcerá todo lo imaginado. Esa inquietud le llevó a crear los poemarios,” el renacer de los garabatos”, ”el peso de la levedad”, ”poesías de secano” y “un pingüino sobre una rama”, e irrumpe en el teatro con la obra “rimas y genios”. En el ámbito de la música compone villancicos para su parranda “la juventud Manilveña”.
Ha colaborado en diversos libros solidarios y en varias antologías poéticas. Pertenece a los grupos poéticos: take a wine, la balada nómada y taw cultural.
FÉNIX
(A Federico García Lorca)
Duerme junto a la fragua,
el martillo descansa.
La Luna no te vela, vela.
La Luna no te está velando.
La campana de la vela el “vele, vele” te va cantando.
Duerme Federico, duerme
entre las hojas que alivian nuestra pena.
Duerme Federico, duerme que nada te desvela.
Sueña con el canto de la zumaya
que el campo llena.
Que no, que no eres jinete, ni caballo,
ni agua quieta, que va corriendo cristalina
sobre las mentes que te despiertan.
Tú, tápate con el soñar callado.
Descansa del telón de sus susurros y ecos,
que la sangre no se ha derramado.
Te guardo tu semblante
junto al narciso que a la vida se abre.
Y tu voz en el cofre
de las bocas de los gitanos
que cantan la triste nana
al amor puro que aprietan con sus manos,
y a tu agua quieta, que en su imaginar
corre por los senderos del llano.
Las viejas tocas aprietan el crochet,
sus miradas conocen de dónde
viene el frío que puñales esconde.
A ti te tapa una manta de cobre,
con el brillo de la esperanza,
guardando lo que no quiere ver el hombre.
¡La poesía duerme, porque Federico duerme!
Los gitanos cuentan que lo vieron
sobre un caballo, bajo la luna, sobre el agua quieta.
Los gitanos lo vieron en los reflejos
de sus lágrimas secas.
En la noche que paseó
con los esqueletos de calaveras huecas.
El aire, te vela, vela.
El aire te está velando.
Por el cielo va la Luna
y Federico bajo su manto.
La guitarra con las cuerdas
ahoga su llanto
sobre la pálida huerta
en la noche que Granada
parió una luna muerta.
Se clavaron los puñales
que tiñen de púrpura el alba
en el día de tu perfil.
Los gitanos fundieron
tu amanecer de sangre
en perlas que del ingenio
alimentan al hombre de esa hambre.
Hoy veo verónicas de gloria,
Ay Federico García Lorca,
en el centro de la plaza
reliquias que esparces con su viento,
en la eternidad de tu memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario