miércoles, 1 de noviembre de 2023

EVA CÓRDOBA

 


Eva María Córdoba Serrano (Cádiz, 1971) es poeta, abogada y madre. Todo ello por orden cronológico. Desde que era muy pequeña escribe poesía, pero, no fue hasta el año 2019, cuando se atrevió a desnudar su alma y publicar su primer poemario: “La certeza de la Nada. Mujer en Rojo” (Granada, 2019) (Ed. Quaestio). Posteriormente, en 2021, sale a la luz su segundo poemario: “Tomando la luna. La certeza del Todo” publicado por la misma editorial. 

Para Eva, la poesía, es la herramienta para canalizar todo el dolor y convertirlo en “arte sanador”. Por eso, su estilo poético es directo, claro y sencillo: “Versos del alma para el alma”.

 Asimismo, es una poesía reivindicativa, rebelde, de lucha constante contra las injusticias y las desigualdades siempre con esa perspectiva de género que forma parte de su esencia.  

Actualmente, se encuentra inmersa en la escritura y corrección de un nuevo poemario que, tal como la propia poeta dice, recordando las palabras del gran Miguel Ángel al Papa Julio II: “Lo terminaré, cuando pueda”. 


Realmente, es una poesía que no deja indiferente. 




DONDE NO HABITE TU NOMBRE

En la oscura vaciedad
me acurruco como un gato.

La nieve congela y quema, pero,
escuece más tu indiferencia

Abrazos secos,
besos de mísero desahogo.

Sólo espero al amanecer,

lejos muy lejos de esta cama.


Dónde no habite tu nombre.



LAS PALABRAS SILENCIADAS

Cuando alzo mi palabra de poeta,
no resuena mi voz,
sino la voz de todas mis ancestras.

La voz de mi bisabuela,
pregonando pescao en la plaza;
la voz de mi abuela cantando 

en el patio de la casa de “El Arahal”, 

y la voz de mi madre recitándome poesía.

¡Ay, la voz de mi madre!
¡Cuánto daría por acariciarla de nuevo!

Y mi alma grita 

desde las profundidades de mi Andalucía,
llena de historias de mujeres
condenadas al desprecio,
al dolor y al silencio;
mujeres que ardieron
en hogueras de fuego y prejuicios.

Mi voz se quiebra en un quejío jondo
por todas mis hermanas muertas
a manos del machismo.
Y una pena, penita, pena 

me quema la garganta como:
un nublao de tiniebla y pedernal

Por eso, hoy, declamo
desde mis entrañas
por todas las mujeres
que me precedieron.

Alzo mi voz contra:
las injusticias,
las desigualdades,
las discriminaciones,
y contra las guerras,

las malditas guerras.

Pero, pese a la herida infligida, 

no callo, ni callaré nunca más
porque, aunque quieran hundirme,
a gatas, arrastrándome, yo, me levanto.

Juro ante las tumbas de mis ancestras:

“Nunca más silencio,
nunca más olvido”


Por todas vosotras, mis grandes mujeres, 

mi ejemplo de vida, el motor de mi lucha, 

siempre seréis mi presente.



1. La palabra: Ancestra no está recogida en el DRAE, lo que pone de manifiesto, una vez más, el machismo imperante en nuestra sociedad. Por eso, es tan importante que se empiece a utilizar cada vez más la palabra: “ancestra”, la cual visibiliza el pasado de tantas mujeres, el cual ha quedado en el olvido y la desmemoria.

2. Frase del estribillo de la canción “Ay pena, penita, pena” compuesto por los maestros Quintero, León y Quiroga. Se introduce en homenaje a mi madre que adoraba la poesía de Rafael de León.


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