jueves, 2 de noviembre de 2023

IGNACIO SANTOS

 


Luz, mar, salitre, marismas, tajos... son algunos de los elementos imprescindibles para la inspiración. Si la naturaleza lo es, el ser humano, su poliédrica forma de afrontar la realidad vital: emociones, frustraciones, debilidades... la búsqueda de la normalización, de la singularidad que nos identifica a cada uno son elementos trascendentales en mis escritos.

Mi actividad literaria discurre por diversas tertulias literarias de la bahía de Cádiz y colaboro con sus respectivas publicaciones: Pléyade, CLAC, Desde mi azotea, TELIA, Azahar (digital) y Speculum de la UCA. Igualmente en diferentes antologías y encuentros literarios: Poetas de Ahora, Ciudad de Cabra, Ciudad de Úbeda, Sierra Morena, Blog de Club de Letras de la UCA.

“Tras una mirada, Poemas visuales”, diciembre 2020. Edit. Exlibric, Antequera. Es mi primera publicación, en la que propongo una experiencia sensorial a través de imágenes y poemas encabalgados en una combinación de sensaciones visuales y sentimientos. Es una propuesta de cómo encontrarse a uno mismo a través de la luz, el aire, el agua, el sonido y el silencio. Es una lucha entre la vida orgánica y la sintética.

“La alcoba del viento” mi última obra, octubre de 2022. Edit. ExLibric, Antequera. Ofrece otro enfoque respecto al anterior, es un tránsito por las emociones, rompiendo los límites físicos, una travesía en la que traspasar las zonas umbrosas de nuestro interior. Está pleno de sensaciones íntimas, sin ser propias, fundamentalmente es una obra homenaje a la mujer, a las madres. Es una invitación a que vivamos fuera de los estrechos márgenes del tiempo presente y lejos de las fronteras de los reducidos espacios locales.


Finos trazos 


Acércame aquella nube, 

fantasía que en mi pecho trazaste, 

contorno de infinitos colores 

con tus dedos dibujaste. 


Quiero aliviar sórdidas vivencias. 


Quiero reposar en tu nebulosa 

con espuma de corales y diamantes, 

pétalos de jazmines que embriaguen 

y que de este humilde esbozo 

hagas una acuarela delirante. 


Quiero soñar esa fantasía, 

guardar en mi relicario todas sus partes. 

¡Vísteme para la ocasión! 


Engaláname con cada uno de tus trazos, 

sedúceme con un collar de versos, 

deposita la turgencia de tus labios en mi cuello 

y déjame sentir la presión de tus brazos. 


Elévame a la altura de tu pecho 

—encabálgame en tu quimera. 

Y después, acúnate en mi regazo, 

que tu lengua libe mi vientre 

hasta que esa nube nos atrape. 


Y al despertar, 

quiero eclipsar al sol naciente, 

mi querido pintor. 



La utilidad de lo inútil 


Nuevos vientos, nuevos tiempos. 

Vientos gélidos del norte 

carentes de luz y alma. 

Desnudos de belleza 

y yermos de alivio y esperanza. 


A juicio, 

cuántos piensan tan solo en lo útil 

y manifiestan sin pudor: 

¡Bien es solo lo que renta o justifica servir para algo! 


Las humanidades, expuestas, 

ofertadas a precio de saldo, 

a ser posible al alcance de pocos. 

Mucho mejor si estos son escasos. 


Molesta si somos críticos, 

si libres ser soñamos 

y qué decir si se nos ocurre ser mal pensados. 


La utilidad de lo llamado inútil 

es un bien muy necesario. 

Belleza, amor, solidaridad… el criterio sosegado 

servirán para hacernos más justos. 

Sin banderas. 

La belleza está en todo aquello 

que mejora al ser humano. 


Por qué seguir siendo devaluados. 

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