jueves, 2 de noviembre de 2023

CARMEN SALAS DEL RÍO


Nace en Cádiz en 1955 y está afincada en Granada desde hace 22 años. Ha sido docente durante 39 años. Introdujo la escritura creativa entre su alumnado, fomentando la lectura y la escritura de textos literarios. Tiene en su haber varios Premios Educativos. Colaboraciones con Letra Clara, Libro abierto, revistas: Lumbre, Estación Poesía Azahar, etc. Ha sido antologada en más de cuarenta Antologías. Ha publicado los poemarios Manto Del Alma (ExLibric 2016), La Mirada Del Tiempo (Esdrújula Ed. 2019), El Cantar De Las Caracolas (OléLibros 2020), Salitremente (OléLibros 2021) y el Cuento infantil Unidos Para Subir A La Luna (Sonámbulos 2020). Finalista del III Premio Nacional #LdeLírica, Ámbito Cultural de El corte Inglés. Primer premio de Poesía de la Paz en el IX ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETA, Quart de Poblet (Valencia), con la poesía “Las Grietas De La Paz”.


Pertenece a; A.C.E. (Asociación Colegial de Escritores, sección Andalucía), Centro Andaluz de las Letras, CEDRO, Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, Verso Abierto, Poetas de AL-MAnsura, cREA, PCSUR y Asociación de Mujeres Poetas GENIALOGÍAS.


Recientemente sigue promocionando su obra poética, en abril 2023 ha publicado el que es su quinto poemario, Las grietas de la luz (Baker Street).


INTERVALOS


Al tiempo que transita,

le ofrezco la mano,

me voy contigo,


no me aflige que encojas,

te vuelvas espiral

o que gires y gires

enroscando las sombras

jugando con la luz,


que hagas lazos al aire

guiarme a la niñez,

te enredes en mi pelo

me llueva juventud,


te estires como el chicle y

me lleves al futuro

dejándome borrosa

la mirada en la niebla,

jugando conmigo a esconder el final.



“Serás amor un largo adiós

que no se acaba”.

Pedro Salinas


MOMENTOS



Como la sal que inmediata

se diluye en la comida,

así tú te integraste

en los pliegues

de mi corazón,

en aquella plaza, 

aquella tarde

en la que nuestras miradas

se clavaron, una en la otra.


sentí el tiempo detenerse,

cuando la luz de la tarde

transfiguró el color

de nuestros ojos,

en los tostados verdes

y dorados del oriosco,


nuestros oídos no oían nada

salvo el rumor del cercano mar,

nuestras bocas callaron

y nuestras manos se unieron

sin pensar…


nuestros amigos y

un aplauso, nos sacó de aquel trance

que no volvió

a repetirse.


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