Tomás Mielke nació en un Berlín dividido y pasó su adolescencia entre Ronda y Villamartín dónde conoció la poesía de los grandes autores sin saber español. Comenzó a interesarse por Bécquer, Rilke, Lorca y Machado.
Más tarde, una vez fundado el grupo Literario Zabayo, del cual fue durante muchos años su presidente crea “los Encuentros Literarios” y “La Bienal de Poesía y de las Artes” donde recitaron poetas de la talla de Ana Rossetti, Antonio Hernández o los hermanos Murciano. Vive desde 1999 en la localidad de Estepona y ha publicado en varias revistas poéticas como “Azahar” de Conil, la Traíña de Marbella, El Brillante Literario de Villamartín y en numerosos foros nacionales como internacionales.
Es miembro del Grupo Poético Estepona, (Take A Wine), participa en las tertulias del Grupo La Balada Nómada y es miembro fundador del Grupo de Artistas Independientes “La Huella De Salduba”, siendo el coordinador de contenidos en La Vanguardia (digital) para La Huella De Salduba.
Es un apasionado de la poesía de su “maestro” Pablo Neruda y de la poesía japonesa, cinéfilo, melómano y fotógrafo.
Tiene publicado cuatro poemarios, “Poemas de una noche anterior”, (Ayto. de Villamartín, 1997), “A un verso de distancia”, (Platero Editorial, 2021), “20 poemas y alguien que te bese”, (Aliar Ediciones, 2022), y “Echa para un lado el cielo”, (Amazon), es su última obra, publicada de forma totalmente independiente.
APRENDÍ
a naufragar
antes de que la voz cayera tras las persianas
y el gallo cantase
ante un muro de silencio que anida en el alma
sin sacar nada
fuera de contexto.
Aprendí a naufragar
antes de volar,
antes de soñar,
antes de respirar.
No sé si volver
o darme por perdido
en esta balsa
que nos otorga la vida. Aprendí a naufragar
antes de andar,
antes de amar,
antes de valorar.
Aprendí,
aprendí a morir
antes de ser un mortal.
DOS CARAS
Desisto impasible
como copo de nieve
ante el sol.
Nada es recuperable
como la paciencia,
una dolencia artrósica
que aumenta con la edad. Es el aprendizaje
de la espalda.
Ya tengo,
mal contadas,
diez cicatrices
de puñales
y algún que otro
mal de ojo,
una herencia traicionada,
lenguas de cenizas,
espejos amigables
hechos jirones
con dos caras.
Perdónenme,
he cambiado
mi carisma
por el cianuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario