jueves, 23 de octubre de 2014

LUCÍA FERNÁNDEZ NÚÑEZ


Soy Lucía Fernández Núñez, soy de Cádiz. Llevo toda mi vida dedicándome a la enseñanza, aunque siempre quise ser aprendiz de escriba, y plasmar en papel lo que mi alma dictara sin más. Mi currículum literario es infinitamente pequeño, del mismo modo que mi agradecimiento a la poesía es inmensamente grande. Participé en el anterior encuentro de poetas y estoy encantada de volver a compartir versos regalados. Formo parte de la Asociación de Amigos de Fernando Quiñones, de Cádiz, donde tengo la suerte de aprender en todo momento de, y con, mis compañeras y compañeros.


El mapa del tesoro.
Mi cuerpo es un mapa
a tamaño real
de la tierra que habito.

Muestra con detalle
todos los caminos 
que llevan hasta mí
y toda su orografía.

Ríos de risa limpia
y océanos de lágrimas
que bañan todas las orillas 
de mi piel de arena.

Cauces secos y profundos,
recuerdos de aguas de otros días
y valles de esperanza
que son remansos de paz.

Carreteras de curvas infinitas
infinitamente peligrosas
por las que conviene circular
al ritmo de una ola lenta.

Montañas elevadas
agradables de escalar
y cuevas recónditas
donde perderse a placer.

Todos sus obedientes cabos
y hasta sus golfos más golfos.

Mi cuerpo es un mapa a tamaño real.
No es un mapa del tesoro.
El tesoro es el mapa.


Mi  nombre te ronda.
Mi nombre te ronda
y tú aún no lo sabes.

Frente al espejo 
me miro a los ojos
y en ellos estás tú.

Me detengo ante mi cuerpo
de mujer real
y leo cada una de las huellas,
invisibles y sentidas,
que dejaron con mesura
tus manos de hombre
temíblememte sabio,
regalador de ternura
y de besos de mar.

Y me callo y te siento
y en silencio te nombro,
y por más que te pienso
no pierdo un segundo 
en buscar palabras
que derramar sobre ti.
Tal vez las haya,
pero no quiero que te rocen.
Que lo hagan mis dedos
cuando mi nombre te ronde
y te vuelvas a mirarme.





Noche de San Juan.
Esta noche arderán todos mis infiernos
junto a mis cielos frustrados.

Mis ángeles y demonios
danzarán alrededor de la hoguera
hasta caer exhaustos sobre ella.

Y, por bruja, seré quemada con ellos...
...por haberme atrevido a beber
el brebaje de tu risa
y haber probado la magia de tus manos
allí donde mi fuego habita.

Me envolverán las llamas por completo
y el ritual dará comienzo.

Se oirán mis gritos 
allá donde los ruidos duermen...
mis gritos libertadores 
e infinítamente libres.

Ahogará la hoguera cada quebranto,
y crepitarán cada una de mis penas 
mientras se hacen cenizas.

Y cuídate de que el humo ciegue tus ojos
porque estarás perdido 
y totalmente a mi merced,
pues saltarán chispas sobre ti
qué te prenderán los sentidos
si no te alejas a tiempo.

Esta noche seré fuego
y tú arderás en deseos
de quemarte conmigo.


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