Seudónimo literario de Antonio Sánchez Jiménez nacido
en Montilla (Córdoba) 1963. En mi juventud gané algún premio local.
Participante por selección en el FORO JOVEN IBERO AMERICANO SOBRE LITERATURA Y
COMPROMISO Mollina (Málaga) 1993. Participé en cinco congresos nacionales de
jóvenes escritores en Alcalá de Henares 93/95. Finalista del premio de poesía
Mario López Bujalance 1996. Finalista en el 1ºcertamen de narrativa corta de
Torrecampo 1996. He publicado Con la voz dolorida de la hierba Montilla
1992Una
larga condena editorial Jamais Sevilla 1993 Entre las olas del tiempo Montilla
2019.
Incluido en las antologías: poemas por los alumnos de FP
montilla 1981. Foro joven Diputación de Málaga 1993. Papeles de viaje Mexico1994.
Aldea
poética editorial Opera Prima Madrid 1997. Poemas al vino Montilla- Moriles Córdoba
1999. Antología de cuentos inéditos editorial Jamais Sevilla 2003.
Cerdo poética Rute 2018.grito de
mujer 2019. XX encuentro de poetas
en red 2019. IX recital sierra
morena poesía 2019. III encuentro de
poesía ciudad de cabra 2019. Antología
de poetas Montillanos 2019.
Publicando en una veintena de revistas nacionales
destacando Azahar desde 1995
(Conil Cádiz).
EN LA
DESESPERACIÓN
Lo ha perdido todo en la
memoria;
sólo queda un número ausente,
en el lugar donde las voces
taladran
un Ha tocado con tanta hiel
la llaga
que para andar los caninos
necesita
diluir su sangre en almíbar y
melaza.
¡ Surcó noches interminables.!
Con olor a tierra y cieno en
el paladar
sigue abriéndose las venas,
negando
que se saca de paseo con
bozal y correa,
que habla con la silla vacía
en el regazo amargo del
destino.
Cohabita con los segundos
perpetuos
y discurre por las cejas
anochecidas
en el enjambre de muros
vencidos
como agua que viaja sin
maleta.
Se persigue por ser el
criminal de diario,
el que se mete en su alcoba y
le seduce
con el filo del miedo y una
mentira
que le atrapa y ejecuta.
HERIDO DE MUERTE
Mirar las moléculas de cada
músculo
es el ritual que ejecuta
mientras piensa lo
impensable,
mientras se pierde
en la línea de los minutos.
Creció herido de muerte,
acechado por una zarpa
que aún le regala infartos.
Pasó abriles como inviernos
en el polvo
de sus estériles huellas
y la voz de la ausencia.
Siempre quiso ser albañil
y cimentar sus propios días
y saciarse del agua de la
sonrisa
y llorar a carcajadas sin
sentir
dolor por el palpitar de sus
genes.
Nunca pudo huir lo suficiente
porque a este lado,
el corazón se craquela
por la orfandad de las
heridas.
Asistirá a misa vestido de
difunto
portando la careta de los
domingos,
esperando el beso de Judas
que le alimente y pacifique.
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