sábado, 25 de septiembre de 2021

GLORIA CUTILLAS PRIETO


Cuando llegué a la vida, el invierno de un Madrid ya antiguo fue quien me recibió con la suavidad de una madre. Mi infancia fue feliz, y mis sueños de niña se fueron mezclando con las letras, con los libros, con el amor incondicional de una familia maravillosa, que siempre me permitió volar y jamás me cerró una ventana, una puerta, una salida...

 

Tuve la suerte de sentir la belleza de una forma mágica. Después, en la juventud, la literatura, la poesía, me llenaron el alma de luz para siempre.

 

En los ochenta llegué, por azares del destino, al sur...Y tuve el privilegio de conocer una tierra que ahora amo como propia, que es la de mis hijos, y ya, irremediablemente, mi hogar. Ejerzo como psicóloga de la Fiscalía de Menores de Jaén desde hace más de treinta años.

 

Pertenezco al Grupo Literario “Oliversando”, de Jaén.

 

Sin haber publicado aún nada en solitario, sí he participado con mis poemas y escritos en diversas Antologías: “IV Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora”, IV y V “Encuentro de Poesía de Sierra Morena”(2016, 2017), V Encuentro Internacional de Poesía “Ciudad de Úbeda” (2018), XX Encuentro de Poetas en Red (Bailén, 2019), XXI Encuentro de Poetas en Red (Castro Urdiales, 2019). Primera finalista del II Certamen de Relato Corto “Llauna y Terrao” (Granada, 2015), así como microrrelatos publicados en diversas antologías de la Abogacía Española.

 

 

POEMAS

De morbo tacet

 

Saltaron las alarmas;

se perdieron tus pasos

en medio de la tarde más larga de tu vida.

Te habías acostumbrado al error

de la caracola adormecida,

a la sombra fetal de los susurros.

Pensabas, sin decir nada,

que era libertad,

aun cuando la historia no mentía

en su eco repetido de muerte adulterada.

Saltaron las alarmas

 y ya era cierto que el tiempo se agotaba

y se hacía más estrecha la enredadera,

y más asfixiante la calle tan vacía.

Se desbordó toda la lluvia

de aquel cielo impensado,

que sonreía luminoso en su respiro

demorándose en el olvido de tu espalda.

Saltaron las alarmas

y marchaste con saltos de gacela perdida,

atropellada por todo aquel océano

de imaginada dicha.

Fueron al fin las olas de aquel mar

llenándote los ojos y la boca,

inundando tu vida, tu vida lacerada.

Saltaron las alarmas

y viste mariposas posadas

en la triste avalancha de tu pelo,

en la huidiza largura de tus dedos,

en la sombra de aquellos que marchaban

sin remedio, sin paz, sin compañía.

Saltaron las alarmas.

 

 

Amazonas

 

Allí donde tus brazos

fueron nido de abejas, y miel viva.

 

Allí donde tu aliento

detuvo al Orinoco enloquecido,

disfrazado de mar,

preñado de cachamas y de aves.

 

Allí estuvo la historia

acompasando tu dolor y tu sangre,

entre delfines rosas

como un amanecida.

 

Allí donde tus manos,

otrora poderosas,

sólo son olvidado crepúsculo,

angustia de silenciao

ennegrecido por el viento

y el fuego hostil,

avivados por la ambición sin tregua,

por el alma sin alma.

 

Es imposible no enmudecer al contemplarte,

cementerio de pájaros y flores,

lacerado suburbio de hojas muertas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario