Puse toda mi vida en un poema y ahora ando por ahí
buscando la metáfora.
LA ABUELA
La casa huele a cuentos de sueño.
Hoy le quitaré legañas a la noche
y amaneceré con una luna en brazos
porque sé que en la mañana
una sonrisa tuya me salvará el día y la vida.
Hasta puede que me vuelva garabato en tus dibujos,
donde el cielo desmenuza cabriolas de colores
y hace nuestro el misterio de los árboles al aire.
Jugaremos a escondernos del tiempo
y a esperar que un jilguero nos encuentre
comiendo mandarinas en la esquina del norte,
pero que nunca te roce el daño
porque me dolerá el miedo que te azote
y hasta el paladar de las palmeras.
Sé que un día de estos
me volveré centinela y ladrona al mismo tiempo
para custodiar y robarte toda la paz
que me das en un abrazo.
AL COMPÁS DE ESTE
AMOR,
con pedazos de tiza
la memoria,
con peldaños de
árboles furtivos,
con hambre de
hojarasca,
con zaguanes dormidos
sin postigo,
con sueños.
Con esta forma tuya
de quererme
tejiendo poco a poco
la sonrisa
hasta encontrar un
beso.
Al compás de este
amor
te regalé un pasado
y mi vida detrás para
tenerlo,
arañé las paredes
donde viven
disecados los últimos
recuerdos.
Entre los
restos...
Encontré raíces,
entre tu quieta
ternura,
entre la frágil
presencia del silencio
entre la envidia fiel
de la esperanza,
entre el pecho violeta
del misterio
Al compás de este
amor,
yo, levanté caminos
con las manos
hambrientas de senderos,
con vértigos de
hiedra y buganvilla,
sin miedo,
lo agarré con la
fuerza de los nidos
en bermellón las
tejas de mis besos.
Lo tengo prohibido de
zarpazos
devorando mendrugos de silencios.
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