sábado, 23 de octubre de 2021

YOLANDA GARCÍA ARES

  




      Después de este tiempo de barbecho poético que se ha prolongado más de lo deseado, bajo la amenaza de una pandemia impenitente, mi biografía se disuelve como una pastilla efervescente en las ruinas de un tiempo que mengua detrás de mis pasos.

       Me reconozco, sé que he sido venceja, poeta en ciernes, poeta andaluza, poeta internacional, poeta libre, poeta liberada, poeta invitada, poeta compañera, poeta amiga, poeta finita e infinita poeta. Nacida a la sombra del 15-M y al sol impenitente de la primavera árabe, hermana de los debates, crítica, rebelde con causa en las manifestaciones, ruidosa, activada y activa. Empática, solidaria. Creadora de lo imposible, sabía en las conversaciones de las azoteas dónde tendíamos al sol las féminas que sabíamos de los arrabales de nuestra sociedad. Marcadora de un tic-tac en permanente abandono. Defensora eterna de mujeres y niñas. Esta es mi biografía, quién la quiera que la compre.

 

POEMAS 

 

EL POZO DE MI VERDAD

 

Ha nacido un pozo negro en mi ombligo,

hilo que cosió mi vida a la tuya en un viaje astral

En ese pozo negro como el lodo vive desnuda mi verdad.

 

Herida, remiendo remendado

 

Sorbiste mis entrañas todas

Desgranaste un reguero de recuerdos de cristal,

de herramientas de urgencia,

de soluciones de emergencia,

de armas para reparar.

 

Por eso mi verdad anda vestida, vestida de tu verdad.

 

Mi verdad.

Desnuda, remendada, herida. 

 

 

RETIRARSE DE POETA

 

Me levanté un día para retirarme de poeta,

eso de coser versos me urdía las entretelas.

Un cajón de sastre lleno de palabrillas

Que se empecinaban en atarse, enredarse unas a otras, a pies juntillas

 

Horas de noches y días tejiendo la melodía,

tramas que se entramaban con toda la alevosía.

Yo no puedo más con esto, qué desorden, qué perfidia.

Esto me tiene agotada…Se están riendo las joías.

 

Ponerse ya todas en orden, no aguanto ya ni una chispa.

Me seco el sudor de las letras, me cuelgan dos versos;

llorando estoy consternada, que desasosiego dedicarse a esto.

 

Un trabajo que no acabo, nunca duermo tranquila;

pierdo por anticiparme más de dos neuronas al día.

No sabéis lo que me cuesta esto de la armonía; me retiro de poeta.

                                                                

 

 

 

 

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