lunes, 4 de octubre de 2021

MARÍA ISABEL CASTRO RIVERA

 


Que por qué escribo me preguntas, y yo, me paro a reflexionar: Escribo por el mismo motivo que respiro. Escribo para sobrevivir.

Maribel Castro.

  

MARÍA ISABEL CASTRO RIVERA. Diplomada en Ciencia de la Salud, especialista en Obstetricia y Ginecología (Matrona)

             Aunque  optó por las ciencias siempre ha sido, y es, una enamorada de las letras.

            La investigación es una de sus pasiones, uno de sus últimos trabajos ha sido recuperar la vida y obra de mujeres literatas españolas olvidadas en la historia.

            Ha presentado, coordinado y es de su autoría, el evento poético Voces Perdidas Voces Olvidadas.

            Próxima aparición del volumen  "Voces perdidas, Voces olvidadas".

            Es miembro del grupo literario Calíope, Asociación Ígneo  Bib Azahar.

            Además de la poesía, también cultiva otros géneros literarios como el relato y la biografía.

            Publica en revistas de ámbito cultural españolas.

            Sus poemas aparecen en antologías varias. En la Revista (35) de ámbito internacional Alora la Bien Cercada aparece uno de sus trabajos.

 

 

POEMAS

 

TODOS TIENES...

 

Todos tienen algo preciado que ofrecer:

un espejo donde se refleja la luna...

un felino azul recién tallado...

o una esfinge con huellas del tiempo

pero ella nada tiene...

 

Cuando quiere mostrar tu huella en su iris,

sus ojos se nublan, y otra noche sin luna

comienza, si te pierde, ni ella

misma se pertenece.

 

INSOMNIO

 

La memoria descorre las sombras

dejando ver en mi noche profunda

cuando el sueño se escapa a la deriva,

tu figura de antes cobrando vida.

 

Inmensa cripta cerrada

que se abre en la cicatriz de mi herida,

nutriendo recuerdos despeñados

que vuelven a tomar vida.

 

Y me pregunto:

¿dónde encontrar tu mirada?

¿dónde tu latir caliente?

densa irrealidad que tibia serpentea...

 

El alma condensa los recuerdos,

los solidifica como la sangre derramada

que de niña mis ojos no soportaban;

gigantescos nubarrones me oprimen,

mientras temblorosa, intento

reencontrarme con el mundo.

 

Luego el vacío, el silencio, la nada.

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