martes, 26 de octubre de 2021

JOSÉ RAMÓN CIFUENTES

 


“He escrito desde siempre poesía, de forma inconstante pero siempre con la necesidad de expresar mis emociones a través de mis palabras”.

Fui nacido en pretérito.

crecí y me crecieron en condicional

tejiendo la vida, destejiendo sueños

hasta llegar con tesón

a este incierto presente…

 

 

Ramón y Ángela se conocieron en Salamanca allá por el año mil novecientos setenta y cuatro, en mayo del año siguiente ya se habían dado el sí quiero.

 Ambos formaban parte de familias humildes forjadas en las áridas tierras de la meseta castellana.

 Un dieciséis de abril de mil novecientos setenta y seis, un viernes santo, llegué yo al mundo en un Madrid  donde mis padres habían decidido comenzar su nueva vida :         “Yo nací un día/ que Dios había muerto/ en esta España mía/en un país en blanco y negro”

 Poco llegué a vivir aquel Madrid pues a los cuatro años mi madre decidió mandarme al pueblo con mi abuela y mi tía para que me cuidaran y trataran de hacerme comer pues al parecer era una tarea épica, un día de tanta fiebre  estuve a punto de no poder contarlo en este momento.

 Al año siguiente, huyendo de la gran urbe, mis padres se reunieron conmigo en este pequeño pueblo de Salamanca, llamado Buenamadre, donde crecí y comenzaron a cimentarse mis primeros fundamentos vitales.

Yo era un niño flacucho e inquieto con orejas grandes, expandiendo su memoria por aquel pequeño pueblo, en una sociedad gris que iba cogiendo color poco a poco.

Seguí creciendo mientras apagaba sueños que aún no existían, haciendo diabluras y amigos: “Aun me acuerdo de ese niño / corriendo tras el balón / con su espada de madera/ en su mundo de ilusión/ creyéndose el amo de la banda / y de Juliet su corazón”.

 Siempre quise huir de aquella sociedad rancia, de sus normas, me imaginaba en islas desiertas, en batallas gloriosas, robando el corazón de ella…como en los relatos de aquellos libros que leía con curiosidad avara.

Era un joven muy tímido, aún lo sigo siendo, que huía de la vida y de las niñas que por aquellos años ya comenzaban a darme gran tormento.

Fui un buen estudiante pero no muy aplicado, lo suficiente para avanzar firmemente en los estudios, mientras la vida se ponía seria y te lanzaba sus primeras dentelladas.     Vida que siempre he afrontado con miles de letras en forma de relatos, poesía…y que entre la obligación de respirar,  estériles trabajos, desilusiones y otras tantas alegrías, siempre han acompasado mis tormentas con miles de alegrías… a lo largo y ancho de mis días.


POEMAS


Amor mitológico


Exhausto al desaliento

librando la batalla

de tu gélida mirada

frente a tu orilla

quemé mis naves.

Pagué ruinoso óbolo

por probar el veneno

de tus inclementes labios

que como ave fénix

cada madrugada

remuerden mi alma.

Mientras, sigo vagando

eternamente, por este río

humilde de esperanza

alentándome con recuerdos

cobarde por añorar

nuestra vida dorada.


Desde otra ventana

Cuando me derrota nuestra existencia

pruebo a descubrirme desde otros ojos

concibiendo el mayor de los sonrojos

colmando de nervios toda paciencia

Asumiendo el error en mi conciencia

apuesto todo mi pasado al rojo

tirando la llave, echando el cerrojo

donando mis miserias a la Ciencia

Insistiré hasta rozar tu mirada

inquisitiva. Yo torpe, tú ansiosa

por querer destronar tu ancestral miedo

Piel con piel en una noche añorada

de risas, besos…Velada gloriosa

a la que en cada sueño retrocedo

 

       

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