lunes, 8 de octubre de 2018

MERCEDES DUEÑAS



Nacida en Alcalá de Henares, vive en Cáceres. Poeta del siglo XXI, (anti-poesía) recolectora de letras que vuelan en libertad para remover conciencias. Colabora en revistas y antologías nacionales y mundiales, tanto digitales como en papel; Revista Azahar. Poesía y homenajes coordinados por Alfred Asis. “Necesarias Palabras” (Antología solidaria “creciendo con Nepal”).
"El Quejío” Córdoba, en sus distintas ediciones. “Flores del Desierto” (Grito de mujer, M.P.I.) Córdoba, Madrid, Badajoz. Ha publicado poemas en revistas como Saigón, La Ballesta de Papel.

Participa y colabora en  distintas Antologías y Recitales por toda la geografía española. Miembro REMES. Tiene publicado en solitario “Retratos en Sepia” (2018)

POEMAS


Lamentos o bendición


A veces, los poemas son lamentos
de seres impuros repletos de carencias  
que tiemblan amargados por sus malas artes
y recitan pronombres difamando…
retratan con adjetivos su propia bilis;
ante la angustia que su cólera transmite.
Veneno que ahoga cualquier esperanza
mientras aprietan tornillos pasados de tuerca
a golpe de martillo.
Sin descubrir el algoritmo de su propia existencia
esperan intervención angelical;
sin creer en ningún dios…
no recuerdan que el cielo y paraíso
está reservado para limpios de corazón.
Culpan al mundo de su advenediza soledad
y escasa bendición divina;
reconocimiento que sólo habita
en pasajeros de cuarta dimensión
donde todas las palabras están inventadas,
escritas a fuego en purgatorios escasos de oxígeno
para los que se ocultan escondiéndose de sí mismos.

II


A veces, los poemas y sus mensajes
están  escritos para un solo lector…
aquel que sabe discernir entre desierto y sahel,
el que conoce el límite de un abrazo o caricia
y ama los instantes que otorga un suspiro,
el que crece entre multitudes deformadas
y aun así saborea el perfume que invade la luz.


A veces, los poemas y sus mensajes
están escritos en la palma de la mano
línea y distinción donde el amor se refleja…
imagen que crece y reconoce el regalo de vivir.
Certeza y latido que comprende dónde buscar
y camina recto a su encuentro
sin perderse en devaneos de escasa cordura
y apegos de carne y vigilia.


A veces, son simples pinceladas,
requiebros, voces o silencios…
que iluminan u oscurecen
la realidad que nos habita a ti y a mí.

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