sábado, 13 de octubre de 2018

PAQUI MUÑOZ


Yo nací en un pueblo perdido en la sierra
Prodigiosa década en lo musical
Al filo de un cerro llamado el Verdugo
Entre olivos verdes y casas de cal.
Hambrienta de letras, viví en aquel tiempo,
Tiempos de palmetas y necesidad
De aulas mugrientas y de crucifijos.
Los versos de Lorca me hacían soñar.
En mi adolescencia tuve el primer libro:
“Soledades” que a mí me hizo llorar
Aquellas espinas de Antonio Machado
Ya nunca del alma las pude sacar.
Ya en mi juventud, fue Miguel Hernández
Quien con sus poemas me enseñó a luchar
Contra la miseria que da la ignorancia
Y las injusticias de esta sociedad.
Avanzando el tiempo, la filosofía
Despertó mi anhelo, con Engels y Marx
Y ya nunca, nunca pude distanciarme
Del conocimiento que los libros dan.
La” Razón poética” de María Zambrano
Me dio los motivos para fusionar
La ancestral doctrina con la poesía

Dos formas sublimes de hallar la verdad.


POEMAS


Ven, palabra a rescatarme.

Ven, palabra a rescatarme
De este boquete gris en el que habito.
Ven sencilla, desnuda y espontánea
Como esa flor silvestre del camino.

Necesito con urgencia tu llegada
La frescura de tu voz y tu sonido.
Tú, palabra, despliégate en el folio
Como una vela blanca sobre mi mar sombrío.

La perfecta silueta de tu forma,
La semántica capaz de dar sentido
A este caos de signos incapaces
De expresar la desazón de mis latidos.

Ven, palabra a liberarme
De este zulo tan negro del hastío
Ven como una onda sonora a despertarme
De este sueño pertinaz y enmudecido.

Florece tú en este campo yermo
Igual que una amapola entre los trigos.
Alumbra mis tinieblas, tú palabra.
Embrújame con la fuerza de tu hechizo.


Está la tarde plantada

Está la tarde plantada
Delante de mi balcón
Grises las nubes se cuelgan
Tragándose todo el sol.

Febrero yace y expira
Como una efímera flor
Flor que tiembla entre la niebla
Bajo un cielo sin color.

Tarde gris como mi alma
Tú también dices adiós
Dejando un rastro de perlas
Como un triste pelotón.

Apenas yo te he sentido
Febrero, en mi corazón
Y ya te marchas de nuevo
Dejándome el desamor.

Todo se marcha y no vuelve
También tu hora llegó
Coronado de cenizas
Y pétalos de algodón.

Cerro arriba yo te he visto
Cabizbajo y soñador
Arrastrando del invierno
Ese abúlico mantón.


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