sábado, 28 de octubre de 2023

JOSÉ MARÍA GUERRERO

Nace en Estepona en 1988. Historiador, experto en gestión cultural y proyectos de patrimonio. Mantiene una estrecha vinculación con su ciudad natal, aunque ha vivido en lugares como Londres o Málaga. Siempre tuvo una clara inclinación hacia el patrimonio cultural y las letras, participando activamente en la renovación de la imagen de Estepona, formando parte de la gestión municipal durante más de un lustro. Promovió la puesta en valor del patrimonio histórico y su divulgación, a través de diferentes proyectos, semanas temáticas, jornadas de puertas abiertas, presencia en los medios de comunicación, acuerdos con entidades como el Instituto Arqueológico Alemán, la Universidad de Málaga, Cádiz, Sevilla o Córdoba, la Autónoma de Madrid, la Universidad de Cambridge o el CSIC. Impulsó iniciativas como la Ruta de la Poesía de la localidad, la creación del Museo Arqueológico o del Centro MAD de Estepona, en la conocida Casa de las Tejerinas.

Ha recibido galardones como el de la Villa Histórica de Santiago del Teide, el premio joven de poesía de Estepona, en sus años de juventud, o el galardón de la Fundación García Fajer por su apoyo a la cultura. Presta sus versos a antologías diversas como Poetas de Ahora (2022) o Lírica Navidad (2022).

En la actualidad, escribe para el diario La Vanguardia, además de para revistas especializadas como Cariátide. Pertenece al foro literario coordinado por Teresa Floro y Juan Emilio Ríos en Estepona.



I. Antilogía Una mañana de estas sacaré los pies de la cama y no seré nada. La fatiga matutina hará compás con el dolor en mis rodillas, con las vueltas del pensamiento, enredado en las sábanas a razón de problemas sin solución, o sin importancia. Y siendo ya todo nada, me doleré por los lugares en los que no anduve, por las preguntas que no formulé a tiempo. Por los diarios huérfanos de mí, por cuanto no conté y pude, que será nada conmigo. Me doleré por los amigos y por los niños. Por un niño que recuerdo soñando despierto, donde habitan las flores. Por lo probable, por lo que fue. Si hallo consuelo será en el reencuentro metafísico de lo prometido en el libro. Una mañana de estas. Será una de estas mañanas. Mañana lo pensaré. Siempre pensamos, inocentes, pensar mañana, hacer mañana, vivir, por qué no, mañana, creyentes de ser otro día. El hoy supongo que, cuanto menos, asusta.

II. Noctámbulos Los sonidos de la noche varían con el tiempo. Con el tiempo, con la lluvia y con la ausencia. Algunos recuerdan a la nada de los muertos. A la soledad que, sin voz y sin garganta nos llama por nuestro nombre en una habitación cerrada. Al rincón oscuro e inerte que nos observa cuando nos abandonamos en el lecho. Una silla que cruje allá en la sala, el viento en los árboles del parque, los jóvenes que ríen o lloran, ausentes, alienados, bajo mis ventanas. El gato que hace rodar a un pobre lapicero presa del suelo y de la mala fortuna de cambiar el papel por las cadenas. Otra forma de silencio. Me quedo oliendo la ropa que empapada sueña, pretenciosa, con secarse en esta noche húmeda de levante. Aguardo a esos fantasmas tan mudos. Bien pudieran aprender a comunicarse, acaso en morse y así, al fin hablarme de nuestras conversaciones dejadas a medias, con alguna opción, nada gutural, nada habitual, a la sorpresa de merecer la pena.


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