sábado, 22 de octubre de 2022

RICARDO CARPINTERO

 



Nací a la poesía el día que me miraste con tus ojos de niña. Aprendí a decir te amo cogido de tu mano por esa vereda de la vida. Eres mi fuente de inspiración y, aunque la mar se rompa mi amor, que por mí no quede.

 

                                                 Dedicado a ti, que tanto me enseñaste a amar.

                             

                                       Natural de Villanueva del Rio y Minas provincia de Sevilla, con tan solo catorce años recibe el premio Flor de Plata en Cazalla de la Sierra al poeta más joven.

 

                    Residente en la actualidad en Cádiz donde colabora y participa en diferentes tertulias y revistas como: Puerta Abierta a la Imaginación, Ateneo Gaditano, Grupo Literario El Ventanal, Asociación Amigos de Fernando Quiñones, Revista Azahar, Gritos de Mujer, Desde Mi Azotea.

 

                He recibido un premio Antonio Machado en Álora (Málaga) y el premio Ánfora Poemas para la libertad en Cádiz.

 

 

  

¿COMO SÉ QUE TE AMO?

 

Sé que te quiero solo con ver esa sonrisa franca

la lluvia mojando tu pelo

y esa mirada de niña que siempre refleja tu cara.

 

Sé que te quiero porque apareces en todos mis pensamientos

del hoy y del mañana, pues soy consciente de que este amor

alguien lo dejó grabado en nuestras almas.

 

Sé que te quiero todo el tiempo a todas horas y cuando aparezcan

mis seniles recuerdos que ya cabalgan, estoy seguro

que como un pequeño duende te acercaras a mi almohada

para dejarme ese dulce beso de tus labios granas.

 

Sé que te quiero mi placentero sueño de madrugada

y en el jardín hermoso donde construimos nuestra cabaña

lo iluminaran luces de luciérnagas acurrucadas

esperando el gozo de aquellas noches no olvidadas.

 

Sé que te quiero cuando descubro que tu amor sigue inundando

todas mis mañanas, y en esa dulce espera llegarás como un hada

y traerás la primavera cada vez que vuelvas

mi amor a nuestra casa.

 

 

 

 

DESCUBRIENDO EL AMOR

 

Se helaron todas mis paredes y no tuve tiempo de calentarlas,

 

se encendieron todas las hogueras en tu alcoba de ámbar.

 

 

Fuiste la dueña de mi corazón en esta extraña y abolenga casa,

 

descubrí como era el amor en los esbozos de tu cama.

 

 

Es más triste el camino cuando no se anda

 

por eso crucé la senda que me llevó a tus brazos de nácar.

 

 

    La razón pudo más que la ausencia con aquella luna plateada

 

   no me resistí y probé tus labios de pura naturaleza brava.

 

 

    Sé que ya nunca tendré que volver a soñar con tenerte mi bella Dama,

 

     pues seré para siempre esclavo de tus besos con la suave seda que me atas.

 

      Ya no me importa no ver la mar, ni escuchar el rumor de las olas,

 

   sólo seré capaz de amarte, mi dulce sueño, de tantas madrugadas.

 

 

 

 


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