martes, 11 de octubre de 2022

ROGELIO MARTÍNEZ ARÉVALO

 



Cofundador y miembro del “ATENEO LIBRE DE MANILVA” .Como autor de relatos cortos y poesía: he ganado varios premios.

Colaborador en las revistas poéticas: Agua Marina, Clarín, Dos Orillas, La Palma, Utopía de las artes, etc. En marzo de 2014, la Editorial United pc, publicó mi primera novela en dos volúmenes con el título “LA REPUBLICANA”. En diciembre de 2015, Verso libre editó un poemario de mi autoría con el título “DERECHOS Y TORCIDOS”, y en 2017, el Ateneo de Algeciras, publicó el poemario de mi autoría; ganador del certamen JOSÉ LUÍS CANO, con el título. “GRITO DE HOMBRE”. En el 2018. La Editorial Atlantis publicó mi segunda novela “LA VIDA GOLFA DE CARLOS”.

En 2022 la editorial ImagenTa, ha publicado “EL RETRATO DE LA BESTIA”, un poemario de mi autoría y de Juan Emilio Ríos Vera, presidente del ateneo de Algeciras y miembro cofundador del Ateneo de Manilva.

 


AUSENCIA

 

Cuánto cuesta llevar la soledad, tu ausencia se palpa

en todas partes y el olor de tu cuerpo en la almohada

me conduce a sueños que no fueron.

Te perdono el error que has cometido si vuelves a mi lado,

Pues, para mí, tú no te has ido y quisiera volver a aquel

encuentro de promesas de amor de enamorado.

Hoy por fin he sabido dónde estás y, ésta carta te escribo

que no sé si leerás.

Madre ausente que no añora los besos de ese hijo,

Aunque el hijo no existiera jamás.

No puedo dormir pensando, que otros brazos te aprisionan,

y te susurra palabras que van calmando la pasión que tú atesoras.

No puedo dormir, no puedo, en éste lecho vacío,

mi alma se desespera y muriendo estoy de hastío.

¿Qué puedo hacer?, me pregunto, para conseguir

tu amor, sabiendo que tú desprecias todo sexo de varón.

Cuantas veces me he reído de aquellos enamorados,

que pensaba que de ese mal, me encontraba inmunizado.

¿No ves que por ti me muero? ¿No ves que tiemblo

a tu lado?, que hablo y hablo sin parar, para así disimularlo.

Entre la vida y la muerte estoy viviendo sin ti,

entre la vida y la muerte, viviendo en un sin vivir.

Pero otra vez te marchaste y tampoco pasó nada,

otro año sin tu amor abrazado a la almohada,

reprochándole en voz alta su cobardía a mi alma,

pues, nunca fue valiente; siempre prefirió la calma.

Los años no se detienen, envejecen nuestras almas,

nuestros cuerpos se envilecen con arrugas en la cara,

sin que nunca entre nosotros, haya sucedido nada,

aunque los dos deseemos bañarnos en sábanas blancas.

Cuantos deseos sin cumplir, cuantas lascivas miradas

todos los años lo mismo y te has vuelto a ir sin mí.

Yo me quedo suspirando, me quedo, pero si ti.

Pensando, el año que viene me tengo que decidir,

la rodearé con mis brazos hasta hacerla sentir todo

eso que se siente cuando el tiempo se detiene,

y las miradas se cruzan, y los labios se acarician mientras

los cuerpos se funden en un abrazo sin fin; qué nuestros

labios se junten con besos interminables, tiernos,

de suaves caricias, y luego entrar con donaire el uno

dentro del otro, si es que el otro abre sus fauces,

las fauces de ese dragón que fuego lleva en su sangre,

en el calor de estos años esperando que esto pase.

¿Pero ocurrirá algún día o seguiremos cobardes,

esperando que sea el otro el primero en entregarse?

¡Qué poco valor le damos a este deseo tan grande!

Éste amor tan incumplido, se merecen los cobardes

que prefieren lo seguro, al brillo incierto del jade.


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